En Argentina, desde 2017, algunas Facultades y Universidades Nacionales han emitido distintas disposiciones que, básicamente, habilitan el uso en el ámbito académico del lenguaje inclusivo de género (LIG), es decir, el que incorpora variantes lingüísticas no binarias y género gramatical neutro. Si bien no lo ha hecho la mayoría todavía, ha marcado una tendencia en las Universidades en materia de política lingüística. Los argumentos de las disposiciones son variados, pero en general sostienen que la habilitación de uso del LIG se basa en el derecho democrático a la libertad de expresión. Sin embargo, esas disposiciones en materia de derechos lingüísticos no se corresponden con otras regulaciones en materia de otros derechos, como el de efectivización del cupo laboral travesti-trans o de inserción estudiantil, docente y no docente trans. En un contexto en el que el Gobierno nacional y sectores reaccionarios han reforzado el ataque a la vez contra la educación pública y contra el uso del LIG y “todo lo referido a la perspectiva de género”, este trabajo se propone reflexionar y alertar sobre cómo la habilitación y defensa del uso del LIG en las casas de altos estudios en Argentina se contrapone a la orientación fuertemente cisexista, cuando no abiertamente trans-excluyente, de dichas instituciones. La fetichización del LIG no es novedosa pero se hace más peligrosa hoy, cuando más necesario se hace poner en escena las condiciones materiales del uso del LIG en las Universidades y de la formación del LIG al calor de enormes luchas sociales.