La extrema diversidad simbólica demostrada por las temáticas, los argumentos y las formas de entretejer todo aquello en torno de una serie de personajes que subyace a la historieta como medio en general y al manga japonés en particular resulta sorprendente a raíz de los variados efectos que genera en su público consumidor. Dentro de este conjunto, resalta particularmente la franquicia Saint Seiya que, ya en su primera manifestación (1986) propuso una serie de vinculaciones sexoafectivas entre los personajes protagónicos que, común en el archipiélago, resultó disruptiva en las audiencias típicamente ‘occidentales’. Puntualmente, el ejemplo más destacado de este rasgo se encarna en la figura de Shun, caballero de Andrómeda, que resume en sí mismo un conjunto de elementos típicamente feminizados que implicaron su interpretación unívoca como homosexual y, consecuentemente, negativo. En razón a estas premisas, el presente trabajo se abocará a intentar comprender de qué manera la retroalimentación que el personaje sostiene con sus modelos míticos —tanto helénicos como propiamente nipones— contribuye a la deconstrucción del estereotipo aplicado sobre él y, del mismo modo, del discurso de odio que lo sostuvo. Entendemos que tal desajuste derivará en una doble consecuencia: por un lado, coadyuvará a identificar a los meros consumidores ocasionales de los ‘prosumidores’ y fruidores comprometidos de un modo efectivo y, por otro lado, ampliará el horizonte de posibilidades de este último conjunto en lo que respecta a la comprensión de la diversidad sexogenérica conduciéndolos a nuevas interpretaciones igual o mayormente edificantes que aquellas defendidas o sostenidas originalmente.