La Hidrovía Paraná-Paraguay es parte de un inmenso sistema hídrico denominado “Cuenca del Plata”, que comprende a una vasta región de algo más de tres millones de kilómetros cuadrados, cuyas aguas superficiales descargan en el Río de la Plata. A partir de allí, la cuenca se abre en forma de abanico desplegándose dentro de la jurisdicción de cinco países. En el territorio de los países de la Cuenca se encuentra la mayor producción mundial de cereales, productos ganaderos, y café entre otros. La navegación constituye, sin dudas, uno de los más importantes usos de los grandes ríos de la región. Y a tal fin, la “Hidrovía Paraná-Paraguay” es el corredor de mayor desarrollo y trascendencia económica para toda la cuenca. El desarrollo de los países del Mercosur está ligado a ella. Desde que en 1992 se privatizaran los puertos en Argentina y el de Montevideo en Uruguay y se abriera la primera licitación para el dragado de la Vía Navegable Troncal, toda la infraestructura de la Hidrovía, fue orientada con escaso o nulo control estatal, al servicio de una visión extractiva de recursos naturales, fundamentalmente de la proteína vegetal cuyas necesidades de extracción, transporte y comercialización han regido las políticas aplicadas en todos los países ribereños. Asimismo, al dragar el Canal Punta Indio y no el Canal Magdalena, Argentina quedó ajena e impedida del libre uso de sus aguas, al punto que hoy no tiene acceso libre al mar desde los puertos interiores. En ese escenario, Buenos Aires y Montevideo compiten por ser lugares centrales de una red logística y de comercio internacional que atraigan e irradien rutas de navegación marítima y aérea, desde y hacia todos los continentes, incluido la Antártida. La ciudad que más infraestructura desarrolle será un polo de atracción para la otra. Por esto, cobra significativa importancia el dragado del Canal Magdalena.