Que el amor implique necesariamente la castración, quiere decir que entre hombres y mujeres no habrá proporción sexual. Al no poder hablarse de necesidad y sí de deseo y pulsión, la imposibilidad de la proporción entre los sexos deja al ser hablante librado a otro régimen: el de la contingencia y el encuentro en lo que éste entraña de azar y de sin-sentido. De la privación a la incitación que caracteriza a los significantes amo de la época, el porno se constituye como paradigmático y la función performática de los cuerpos puede explicarnos otro de los fenómenos sociales más evidentes: el de la violencia en el amor que, proponemos, hace pie en la versión del hombre como estrago para una mujer. La metodología consistirá en un estudio bibliográfico por la obra de Lacan para apostar al psicoanálisis como lazo inédito sostenido por la transferencia, lo cual cobrará su relevancia en esta época.