Nuestra exposición se enmarca dentro de la corriente de los Estudios Sensoriales, de los Sentidos y las Emociones. El llamado giro afectivo-corporal que se experimentó como una necesidad para las ciencias sociales en las últimas décadas del siglo XX, nos interroga acerca de las representaciones de las corporalidades, de los cuerpos y de las personas; nuestra atención está dirigida a los cuerpos durante la primera infancia (de 0 a 7 años). El análisis parte de entender al cuerpo como un paisaje móvil -que es síntesis de tiempo y de espacio- dónde se pueden observar marcas. Las mismas nos hablan de la historia individual y social, de la cultura y, entre otras cuestiones, de las prácticas y tratos que recibió ese cuerpo. Así, ubicados en las primeras décadas del siglo XX, intentaremos rastrear las marcas de la infancia en el paisaje corporal, en la piel, pero también pretendemos rastrear las marcas que quedaron en el interior, las huellas mnémicas. Partimos de tres tópicos: el primero se vincula a las nuevas sensibilidades frente a la niñez ?el niño comienza a ser pensado como un ser frágil y que debe recibir cuidados-; el segundo tópico hace foco en el discurso científico-hegemónico que entendía al infante como un ser que debía ?domesticarse? tempranamente para hacer de él una persona dócil y obediente. Frente a ese panorama, nuestro tercer tópico estará centrado en las prácticas que los adultos ejercieron sobre esos cuerpos, entendidas como forma de cuidados -por su propio bien- y que dejaron marcas, paisajes plagados de formas de educar donde la violencia era una acción habitual y fomentada por la ciencia.