Me cabe el honorable cometido de dar cierre a este volumen, en el que queda consignado el trabajo de mis profesores y compañeros de la comunidad de Doctorado en Diseño y Creación, la cual sin duda ha sido escenificada y vivida en el marco del ejercicio que nos reúne. Comienzo estas reflexiones por ventura tan inorgánicas como sentidas, haciendo eco de una frase de nuestra primera egresada, la doctora Gloria Hoyos Bustamante: “Encontré en el doctorado algo totalmente distinto a un discurso agotado en el que no creo”, y la invierto para hacer eco con ella en algo que, creo, concordamos muchos de los estudiantes del doctorado: “Encontré en el doctorado un discurso vigoroso en el que creo” (de creer y de crear), es por eso que expreso mi reconocimiento al profesor Germán Mauricio Mejía Ramírez por su insistencia en la dimensión de este evento, así como a cada uno de los doctores que nos acompañaron en un tinkuy —para emplear el concepto andino relacionado con mi proyecto doctoral de búsqueda de los equivalentes del diseño dentro de tradiciones alternas a las occidentales— en el que pudimos darles vida a los pensamientos que acompañan todas las páginas anteriores