En nuestro país, los ciudadanos portadores de culturas amerindias son víctimas de múltiples formas de discriminación, pero es en la escuela donde esta singular forma de violencia deja huellas imborrables en los niños cuya lengua materna difiere de la lengua oficial. La diversidad étnica, lingüística y cultural, lejos de ser considerada como un recurso pedagógico, es vista como un problema y se convierte en un motivo más de exclusión. Entre los diversos factores que se conjugan para poner en riesgo de extinción a las lenguas minoritarias, habría que incluir al escaso o nulo interés que el sistema educativo argentino muestra por nuestras culturas originarias.