En los albores del siglo XX la ciudad de Azul parecía estar en pleno proceso de desarrollo y modernización, tal como lo comentaban las páginas de la prensa local y provincial. Sin embargo, algunos rasgos de la vida política, aparecían como la contracara de esa prosperidad, en un contexto atravesado por la violencia y las dificultades para el funcionamiento adecuado de la vida institucional. La presencia intimidatoria de la policía en días de elecciones, las imposiciones de candidatos por la fuerza antes que por la cantidad de votos obtenidos, la dificultad de instalar las autoridades elegidas, la presencia casi constante de comisionados municipales ante las reiteradas acefalias y hasta el funcionamiento de municipalidades paralelas, fueron en Azul elementos constitutivos del paisaje político de entonces. Habida cuenta de estos contrastes, en este trabajo nos preguntamos sobre el lugar que ocupaban en la agenda convulsionada de los gobernantes locales de turno, las demandas de carácter social y particularmente las vinculadas con las problemáticas de la infancia. Si como señalaba la prensa en reiteradas oportunidades, era tristemente habitual encontrar niños vagando por las calles pidiendo limosna, buscamos indagar acerca del papel que le cupo a la sociedad civil a la hora de atender a estas necesidades y cuál era el papel que le cabía al poder municipal al respecto. Pretendemos acercarnos a la relación mantenida al respecto entre la sociedad civil y el poder local, relación que entendemos plagada de sentidos políticos, para dar cuenta una vez mas de la conformación del Estado moderno y sus singularidades desde un espacio marginal respecto de las grandes ciudades donde ha sido mayormente abordada hasta el momento la cuestión de la infancia. Se trata, parafraseando a Bohoslavsky y Soprano, de emprender un “recorrido hacia la periferia”1 intentando entablar un diálogo entre las instituciones privadas con las identidades y experiencias de quienes formaron parte de ese Estado. Se trata, en síntesis, de dar cuenta del funcionamiento del Estado desde un espacio local, descentrado de su corazón al decir de los autores citados, al “(…) dejar de mirar al Estado desde su corazón: las ciudades capitales y las agencias del poder ejecutivo nacional (…)”, a partir de la relación de sus miembros, con las instituciones a cargo de la infancia. Buscamos en síntesis, entrar al Estado desde la experiencia de sus funcionarios, poniéndoles un “rostro humano” y mostrar “el peso de las relaciones no públicas en la vida pública”.