Esta ponencia indaga en las representaciones que el catolicismo construye respecto de la niñez. El punto de partida será la década del `30, momento en que se funda en nuestro país la Acción Católica Argentina (ACA), la cual se estructurará por ramas en función de la edad y el sexo. De modo que a la Asociación de Hombres Católicos, la Liga de Damas Católicas (posteriormente, Asociación de Mujeres de A.C.), la Federación de la Juventud Católica y la Juventud Femenina Católica, se sumará la Asociación de Niños Católicos, la cual nuclearía sólo a varones. La misma contaba con un boletín denominado Primeras Armas, dependiente de la Asociación de Mujeres de Acción Católica. En este sentido, analizaré las pautas prescriptivas presentes en la publicación, en la que abundan las historias de contraste entre niños devotos que censuran a los díscolos. Los primeros concurren a misa con regularidad, se confiesan y oran. Constantemente se someten a exámenes de conciencia y cumplen con el precepto de comulgar en ayunas. Desde luego, viven con sus padres, quienes al volver del trabajo responden las preguntas de índole teológica; las madres son quienes los asisten amorosamente mientras cumplen con las tareas del hogar. De este modo, el boletín propone un ideal de niñez, a la vez que interpela a los propios niños, pues la publicación va dirigida a ellos, y no a sus padres. Sin embargo, como acertadamente señala Miranda Lida en un estudio referido a la infancia en los comienzos del siglo XX, sería ingenuo creer que la asistencia al catecismo por sí sola representara un gran atractivo para los niños; por el contrario, la participación de los niños en gran número en actividades parroquiales debe entenderse en función de que el catolicismo ofrecía un amplio abanico de actividades recreativas: chocolate, juegos y cine después de ir a misa; rifas y actividades deportivas, entre otras. Motivadas por preocupaciones de índole moral (que los niños se recrearan en un ámbito controlado por adultos, lejos de la calle y de las “malas influencias”), estrategias de este tipo, destinadas a seducir a un público amplio, también se desplegaban en otros sectores, pero entre los niños jugó un papel fundamental. A estas actividades de promoción, se sumaban las de censura, vinculadas a una idea de cuidado de la infancia; en esta concepción, los niños dejaban de ser “peligrosos” para pasar a estar “en peligro”. Por otro lado, para tener una visión más acabada de las representaciones que sobre la infancia construye el catolicismo, tendré en cuenta la valoración que de los niños y niñas se realiza en función de dos ritos que los tienen como protagonistas, los sacramentos del Bautismo y la Comunión, los cuales, además de introducirlos y reafirmarlos en su fe, constituyen un evento de carácter social, cuya dinámica excede las motivaciones religiosas, en función de la clase a la que pertenecen.