Como en otro contexto lo fue el “abandono o peligro moral o material”, el “maltrato infantil” es actualmente el prisma a través del cual los agentes del dispositivo de protección de la infancia, clasifican los desórdenes familiares e intervienen sobre ellos. Es a partir de sus distintos tipos que dichos agentes identifican los casos y despliegan diferentes acciones en pos de proteger a los niños, y a la vez, intervenir sobre sus padres con el objetivo de transformar sus comportamientos y modos de ser. Esta ponencia se centra sobre algunas de las explicaciones que los profesionales del sistema de protección de la infancia local movilizan ante los casos de “maltrato físico” y “abuso sexual”. Una de ellas es la “transmisión intergeneracional” del maltrato la cual moviliza argumentos de tipo psicologista. La otra de las explicaciones que se analizan apela a argumentos de tipo culturalista, desde los cuales la cultura del otro no sólo es esencializada, exotizada y homogeneizada, sino que además la misma aparece como explicación última de todo comportamiento maltratador. A partir de problematizar estas explicaciones, este trabajo busca poner de relieve el sustrato moral de nuestras actuales nociones de maltrato y violencia hacia los niños. Como se intentará mostrar, lejos de ser una simple noción que describe el mundo que nos rodea, el “maltrato infantil” se haya fuertemente imbuido de prejuicios y valoraciones morales particulares y propios de nuestra época. El trabajo de campo etnográfico sobre el cual se asienta esta reflexión ha sido realizado de manera escalonada entre el período 2005-2009, en el organismo administrativo de protección de la infancia de la Ciudad de Buenos Aires. Puntualmente, el material analizado aquí remite a mis observaciones realizadas en dos defensorías zonales del Consejo de derechos de las niñas, niños y adolescentes. Localizadas en los distintos barrios porteños, estas instancias reciben comunicaciones y denuncias de “maltrato infantil” provenientes de instituciones y servicios estatales así como de los vecinos del barrio, e intervienen con las familias en pos de proteger a los niños.