En la segunda mitad del siglo XIX, pese al alto índice de analfabetismo imperante en México, se conformó un importante mercado editorial (periódicos, revistas, libros, almanaques, manuales) en el que los editores buscaron estrategias para atender las demandas de la población en su conjunto. Así comenzaron a proliferar publicaciones periódicas destinadas a diferentes tipos de públicos. Ya no se trataba sólo de publicaciones que permitían el debate político e intelectual entre las élites ilustradas, sino que se amplió la mirada hacia otros sectores de la sociedad: trabajadores, mujeres, niños y niñas. Esta proliferación marcó una nueva etapa en el proceso de conformación de una cultura de lo impreso que permitió nuevas prácticas de lectura y escritura en la población. En ese contexto, los editores visualizaron a la infancia como destinataria de un grupo de obras que les instruyeran apoyando los procesos escolares. Las revistas infantiles, en paerticular, permitieron visualizar a la infancia y colocarla en un lugar importante no sólo en las preocupaciones de médicos, higienistas, educadores y benefactores sino de otros sectores sociales. En esta ponencia se centra la atención en algunas publicaciones infantiles y/o destinadas a la niñez mexicana tratando de mostrar su importancia creciente a lo largo de esa segunda mitad decimonónica. Con objeto de dar cuenta de preocupaciones sobre la infancia que se dieron en el seno familiar, se complementa la mirada con el contenido de algunas publicaciones femeninas o destinadas a la mujer. Este cruce permite mostrar las transformaciones que se operaron en este período en las representaciones de la niñez y situar la importancia que en estos cambios tuvieron las publicaciones periódicas, las cuales complementaron y se apoyaron en los contenidos educativos que se impartían en las escuelas del país y generaron un consumo cultural que fortalecería la cultura escrita.