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Desde la política curricular de la educación en cárceles, a la escuela adentro de la cárcel como un espacio de lo común
Haller, Verónica - UNIPE.
Segundo Congreso Internacional de Ciencias Humanas “Actualidad de lo clásico y saberes en disputa de cara a la sociedad digital". Escuela de Humanidades, Universidad Nacional de San Martín, San Martín, 2022.
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Resumen
Hace un poco más de una década que la educación, dentro de las cárceles del país, es dictada por personal civil dependientes de las carteras educativas jurisdiccionales. Este paso reciente pero sustancial tiene sus orígenes a principio del siglo XIX y significa la combinación de normativas y prácticas entre sistemas con lógicas de funcionamiento bien distintas. El hecho de que funcione una institución adentro de la otra hace que convivan el castigo y el disciplinamiento, propio del sistema penitenciario; y el intento del desarrollo integral de los sujetos que busca potenciar atributos personales, atribuible al sistema educativo. El hecho de que la educación ya no se encuentre en manos de personal penitenciario con título docente marca un antes y un después en el acceso a la educación de las personas privadas de la libertad ambulatoria. Lejos de mimetizarse la escuela con la cárcel, en la escuela las relaciones se resignifican y el espacio construido entre los diferentes actores involucrados, es “común” y para todos y todas. Las personas privadas de la libertad ambulatoria, como todas las personas, son poseedoras de diferentes trayectorias: sociales, culturales o educativas. Sin embargo, cuando ingresan a algún centro de detención son despojados de todos sus recorridos, primando un paradigma punitivo que lo deshumaniza y busca homogeneizar con el resto de la población penal, haciendo que los vínculos adquieran un fin de supervivencia. De esta manera, el paso de las personas por la cárcel, implica modificaciones drásticas en la vida de estas, siendo que en el ambiente carcelario se generan tramas de relaciones que proporcionan seguridad y beneficios a los internos. Quien se encuentra fuera de esa trama experimenta una fuerte sensación de inseguridad (pues queda a merced de la voluntad de los miembros del servicio penitenciario y de los otros grupos de poder al interior de la cárcel) y pierde los beneficios garantizados por la pertenencia a esa red de vínculos personales que enmarcan toda la vida en las instituciones carcelarias. En este contexto de violencia física y simbólica y de negociación constante, la escuela funciona como el ámbito donde las lógicas y las jerarquías carcelarias quedan afuera, para construir un espacio en común, que posibilita creer que otra realidad es posible, donde las trayectorias se modifican a partir de la habilitación, del dialogo, de la construcción con otros y otras, del nuevo significado que se le otorga a la experiencia educativa; aun estando dentro una cárcel. Por tal motivo, se busca analizar el espacio de las escuelas en contexto de encierro punitivo como un “lugar” de construcción de “lo común”. Al pensar en la escuela adentro de la cárcel surgen diferentes interrogantes: ¿Cómo es la escuela? ¿Quiénes asisten? ¿Qué se enseña? ¿Cómo se enseña? ¿Cómo son sus docentes? ¿Cómo son sus estudiantes? ¿Qué tipos de vínculos se establecen? A raíz de estos interrogantes, en esta presentación la atención se concentrará en la cuestión de los problemas involucrados en la superación del paradigma punitivo en el terreno de las prácticas educativas en contextos de encierro.
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