En el trabajo de campo realizado en el marco de la investigación “La vida sociocultural del Maíz Lluteño: Investigación cualitativa sobre las prácticas, experiencias y narrativas en torno a la semilla patrimonializada.” (FONDART N° 60164) la fotografía fue no solo una herramienta de recolección de información, sino también una herramienta de análisis con su propia agencia. De hecho, el proyecto comenzó como una exploración visual que mutó a una investigación cualitativa en que la fotografía, por un lado, nos permitió capturar escenas de la vida cotidiana de los y las agricultoras que cuidan el maíz, y, por otro,generó instancias especiales de retrato en que lxs protagonistxs podían ser no solo objetos de estudio sino evidentes sujetos de este y establecer una relación afectiva con la investigación. Luego que asegurar un umbral de confianza, la intervención de la cámara en el trabajo de campo ofrece a lxs entrevistadxs ocasión para mostrar su historia, les exige mostrarse. Lo anterior nos llevó a considerar las formas de circulación y difusión de los resultados, si bien un paper es bien recibido en una esfera académica ¿cómo accedemos y volvemos a la comunidad que nos nutrió de información? Reconociendo la distancia existente entre la academia y los circuitos sociales en los que se mueven lxs agricultorxs que nos ayudaron a construir la investigación, así cómo los de la ciudadanía en general, nos replanteamos las formas de presentar los resultados de investigación. Siguiendo esto, proponemos que las RRSS (con sus particularidades demográficas) y la fotografía, en formato de exposición y fotolibro, pueden entenderse como una forma de retribución directa y así como para escribir en un lenguaje cercano la historia de la vida sociocultural del Maíz Lluteño, de manos y rostros hasta ahora ocultos entre los maizales. La fotografía sirve de puente entre la academia y la comunidad, y dispositivo de visibilización. Así las cosas, esta propuesta tiene por objeto reflexionar respecto a dos dimensiones del rol de la fotografía en la investigación social a partir de nuestra experiencia de trabajo de campo sobre el maíz patrimonializado y de agricultura rural en el Valle de Lluta. La primera, es la influencia provocada por la intervención de la cámara en el trabajo de campo durante las entrevistas; específicamente la consideración de la fotografía como un evento en el trabajo de campo que irrumpe a modo de escenificar situaciones inexistentes sin la cámara, sin la exigencia de “ponerse para la foto”. La segunda, es sobre la cualidad de la información visual y su potencial expositivo. Por un lado, la fotografía permite retratar, aunque “para la foto”, escenas íntimas o cotidianas en las casas con una textura visual que las notas de campo son incapaces de observar. Por otro, la fácil transmisibilidad de la fotografía permite transportar estas escenas a un público amplio y tender, así, puentes entre la academia y la comunidad desde el lenguaje fotográfico.