II Congreso Internacional de Ciencias Humanas “Actualidad de lo clásico y saberes en disputa de cara a la sociedad digital” EH – UNSAM. 9, 10 y 11 de Noviembre de 2022 Autora: Prof. Carolina Sosa Henri Los sentidos de la formación docente en la era de la cuarta revolución industrial Los intentos por introducir cambios en la institución escolar se traducen casi directamente en reformas en la formación docente, por lo cual podemos entender a esta última como un eje clave en la agenda de la política educativa. A lo largo de los últimos años, hemos visto como estas transformaciones responden a los intereses de los organismos internacionales, quienes bajo el discurso de la calidad y de la eficiencia, promueven la formación de docentes capaces de responder a las demandas propias del siglo XXI. En línea con estas afirmaciones, resulta relevante explicitar que la cuarta revolución industrial, ha impuesto no solo una nueva fase del capitalismo sino que también los sistemas híbridos se han asentado casi de manera acrítica como parte cotidiana en nuestro sistema educativo. Tal como afirma Bonilla Molina (2019) la tecnología y la ciencia no son neutrales, sino que por el contrario, poseen una fuerte carga ideológica que interpela a la formación docente. El tiempo de pandemia y post pandemia, trajo aparejadas nuevas formas de pensamiento y de sociabilidad entre las personas que constituyen nuevos desafíos en la formación de maestros y maestras. Entendiendo entonces que la formación docente constituye una pieza clave en el engranaje de una maquinaria de gobierno productora de subjetividades, es fundamental preguntarnos ¿cuáles son los sentidos de la formación docente en virtud del contexto actual?. Podemos responder a este interrogante desde múltiples aristas, seguramente encontraremos un punto de consenso entre diferentes autores y pensadores, al afirmar que la misma debe favorecer la transformación de los sujetos. Sin embargo, para que esa transformación pueda ser real y no solo un discurso académico, es necesario comprender que esos sentidos se construyen, se reconstruyen y se resignifican en la práctica cotidiana de quienes habitan los diferentes espacios de formación. Al intentar recuperar las voces de quienes están en la escena escolar, encontramos la figura del docente coformador u orientador, un maestro o maestra al cual se le asigna la tarea de acompañar prácticas o residencias de estudiantes de los Institutos Superiores de Formación Docente pero paradójicamente no se lo ha capacitado para formar a otros. Esta tarea puede ser clave a la hora de romper con las concepciones tecnicistas que deslegitiman el saber que se produce en la propia práctica sin embargo es poco reconocida, no es remunerada y parece estar casi invisibilizada. Resulta entonces fundamental “desandar” esta maquinaria de producción de subjetividades y comprender los verdaderos sentidos políticos pedagógicos propios de la formación docente. Para ello debemos analizar lo que ocurre al interior de las instituciones, valorar y recuperar los saberes que los diferentes actores producen en la práctica, escuchar las voces de quienes muchas veces parecen estar silenciados.