El presente trabajo de investigación propuso reflexionar acerca de la formación de la escuela secundaria, en la actualidad, en una institución de gestión pública originada en un contexto de masificación de la escolaridad en contextos de exclusión social. La conceptualización de la memoria resulta relevante, dado que la misma surge de los relatos de los egresados de la escuela secundaria que presenta este trabajo. La memoria, que se activa a partir de sus relatos, representa los rastros de un patrimonio compartido de formación en la escuela tras varios años de recorrido educativo. El espacio de una escuela pública del sur de la CABA El trabajo de campo se realizó a partir del encuentro con egresados de la escuela señalada, quienes fueron formados en la institución secundaria entre los años 2002 y 2014. En el contexto en el que la misma fue creada la Argentina atravesaba una profunda crisis socio-económica. La contención y el cuidado en y de la escuela Las imágenes a las que hacen referencia los egresados cuando recuerdan su paso por la escuela representan una semblanza acerca de lo que podría considerarse como único camino de apertura hacia otros mundos posibles, aquel que conjuga la contención y el cuidado como elementos necesarios y fundantes, como contracara de la desolación y la intemperie. La escuela en la formación como personas Resulta habitual escuchar en escuelas ubicadas en contextos de exclusión social relatos que indican que se debe cumplir con la escolaridad para “ser alguien en la vida”. La formación implicaba, entonces, ese encuentro con el otro que enseña y que posibilita nutrir, encaminar, envolver y elevar. Para gran parte de esta porción de egresados, lo legítimo de su formación implica el reconocimiento de lo humano, ello implica formas de resistencia en un contexto social donde las huellas de la desintegración establecen ausencia de sentidos y desconocimiento del otro. Desde sus narrativas remiten a la ayuda y al acompañamiento, aquello que posiblemente en otros espacios no encontraban. Es importante señalar lo fascinante que esto resultaba a los egresados, teniendo en cuenta que los modos de estar en el mundo en ese contexto histórico los había golpeado duramente por la negación vivida desde muy pequeños. “¿A vos te está pasando algo?, sí, ¡me está pasando algo!”, esta es una idea que cristaliza los significados que tenían para los jóvenes el encuentro con un otro que demostraba interés por mirar y escuchar. Asimismo, se impone otra cuestión, también observada en las entrevistas: algunos de los egresados plantean acerca de los conocimientos escolares una tensión entre la contención afectiva y la transmisión de conocimientos. Los vínculos afectivos habilitan la transmisión, ya que entra en juego la confianza recíproca, y la transmisión de los saberes que brinda la escuela secundaria abre el mundo para que nuevos vínculos se produzcan. Resulta un camino sobre el que sería importante continuar indagando, mientras la educación secundaria en la Argentina continúa su proceso de construcción y reconfiguración, a pocos años de haber sido sancionada como obligatoria.