Si toda investigación científica tiene como punto de partida la intención de dar resolución a un problema, los problemas se ubican no sólo en el final sino desde el origen del aprendizaje. La resolución de problemas se concibe como un medio para ayudar y organizar la estructuración de los conocimientos de los alumnos. El problema pedagógico central, precisamente, consiste en no cerrar involuntariamente el problema mediante intervenciones inadecuadas en relación con el objetivo, y en encontrar así un equilibrio entre la ayuda a los alumnos y la falta de ayuda para que desarrollen sus ideas. Es así que, según Meirieu, opone simétricamente a la pedagogía de la respuesta y a la pedagogía del problema, la pedagogía de la situación problema, que consiste en organizar la interacción para que se produzca el aprendizaje en el proceso de resolución del problema y supone garantizar simultáneamente la disponibilidad de un problema que resolver y la imposibilidad de resolver el problema sin aprender. Astolfi recupera el concepto de “objetivo-obstáculo”, en cuya superación reside el aprendizaje. Partiendo de la consideración de que son nuestras herramientas para pensar lo real, las que lo determinan, al menos tanto como lo contrario, la reflexión respecto a posición privilegiada del problema en el aprendizaje se plantea como relevante.