La utilidad de las empresas estatales ha sido fuertemente cuestionada en las últimas décadas desde el paradigma económico neoliberal, dominante en sus diferentes versiones, en todo el mundo. Sin embargo, en muchos países, y especialmente en los que se encuentran en vías de desarrollo, las empresas estatales han cumplidos roles fundamentales habiendo sido las protagonistas de algunos de los cambios estructurales, cualitativa y cuantitativamente más relevantes en terminos productivos, en esas sociedades. En Argentina, hay varios ejemplos en ese sentido. En la teoría económica es factible encontrar varios enfoque no ortodoxos que fundamentan las razones por las cuales el rol empresario del Estado puede ser imprescindible para catalizar procesos de desarrollo, al menos, en sectores específicos, con encadenamientos y externalidades positivas de gran alcance. Desde los planteos de John Maynard Keynes y Michal Kalecki, hasta el evolucionismo económico con arraigo en los aportes de Joseph Schumpeter, es factible rastrear motivos y explicaciones de porque para alcanzar cambios cualitativos en la estructura económica y social de un país, la intervención directa del Estado a través de una estructura empresaria propia, no sólo puede ser altamente positiva, sino que en ocasiones es ineludible. Retomar estas cuestiones, especialmente desde países periféricos, podría ser una contribución valiosa en la formulación de paradigmas alternativos que permitan concebir e implementar políticas económicas y de desarrollo que, aunque no sea rupturales respecto al capitalismo, sí permitan construir trayectorias nacionales propicias para superar el atraso, la dependencia, la desigualdad social interna y la depredación constante de la naturaleza en la búsqueda de medios de sobrevivencia.