Hacia fines del siglo IV, Antioquía de Siria se configuraba como un espacio en el cual varios grupos religiosos se encontraban en pugna por lograr la preeminencia y el favor imperial. Entre ellos podemos nombrar al cristianismo de vertiente nicena, el cristianismo arriano, el judaísmo y grupos “paganos”. Juan Crisóstomo, presbítero de la ciudad, famoso orador, entrenado en retórica por Libanio y conocido como “boca de oro” por su virtuosismo en la materia, representaba a uno de ellos: el nicenismo, que terminará dominando la escena político-religiosa de la ciudad. Antioquía contaba con varias comunidades judías que, para el siglo IV, ya estaban establecidas. Los judíos no solo habitaban la ciudad propiamente dicha –el barrio judío de Antioquía era conocido como Kerateion– sino también en las afueras de la misma, hacia el noreste en la zona rural y en los suburbios del sur, en Dafne. Aquí se encontraba la Cueva de Matrona, lugar donde se pensaba estaban enterrados los mártires macabeos y que se configuraba como un centro de atracción de gran cantidad de cristianos. Entre 386 y 387 Juan Crisóstomo pronunció sus ocho homilías Adversus Iudaeos. Las mismas fueron llevadas a cabo antes de las festividades judías más relevantes como Rosh Hashaná (año nuevo), Yom Kippur (Día del Perdón) y Sukkot (fiesta de los Tabernáculos). De hecho, el presbítero interrumpió sus homilías en contra de los anomeos para dar paso a las homilías contra los judíos. Lo que lo motivó fue la existencia de miembros de su congregación –a los que llamó “judaizantes”– que interactuaban con los judíos de la ciudad, asistían a sus festividades y a sus sinagogas. Con el objetivo de paliar esta situación, Crisóstomo se dio la tarea de desacreditar a los judíos, sus festividades, fiestas e instituciones. En el presente trabajo nos centraremos en el embate que hace Crisóstomo a la Sinagoga a lo largo de estas homilías. Con el afán de desprestigiarla, la atacará haciendo uso de la retórica para intentar evitar que sus feligreses asistan a la misma y pierdan el respeto por el pueblo judío y sus instituciones. Proponemos, asimismo, inquirir en la construcción de la imagen de la Sinagoga que hace Crisóstomo en la serie. Específicamente nos concentraremos en los marcadores discursivos utiliza para caracterizarla. Sostendremos que el objetivo del presbítero antioqueno era resignificar la Sinagoga como “templo de idolatría”, “escondite de ladrones”, “guarida de animes salvajes” –entre otros – a fin de configurar una especie de “mapa”, consignando qué lugares estaban prohibidos o habilitados para su congregación, cristianizando “discursivamente” la ciudad.