El Renacimiento recupera el ideal de la teologia poética, esto es, de un saber en el que se ocultan, bajo un velo alegórico, verdades esenciales de naturaleza místico-religiosa. Esta concepción está en sintonía con el desarrollo de una antigua teologia en la que se vislumbraba una filosofía piadosa. Según Marsilio Ficino (1433-1499), esta prisca theologia posee dos características, a saber, pertenece a la tradición de los pueblos gentiles y es sapiencial. El antiguo teólogo cumple la función de revelar a la humanidad los propósitos divinos, fundamentalmente el advenimiento de la religión verdadera. Entre ellos, hay filósofos, como Platón, sacerdotes, como Hermes, y también poetas, como Orfeo, con lo cual la concepción de priscus theologus se extiende a la música y la poesía. Esta inclusión de los poetas no es nueva; en el Occidente latino, en efecto, Homero y Hesíodo, entre otros, fueron considerados trasmisores de verdades sublimes. Ahora bien, el enigma en torno a la figura de Orfeo es particularmente interesante y sus cantos impregnados de misterios extendieron su influencia no sólo a la literatura sino también a la filosofía. El anclaje más importante en esta última radica, por un lado, en el significado simbólico que cubre sus cantos y, por el otro, en los principios teóricos que están implicados en ellos. Es así que los neoplatónicos, por ejemplo, buscaron abrigo en el movimiento órfico para dar sentido a gran parte de sus programas teóricos, como es el caso del ascenso del alma hacia el conocimiento absoluto de la divinidad. Al llegar al Renacimiento, el orfismo refuerza la función unificadora entre la poesía y el platonismo. En este contexto, el neoplatonismo florentino opera como receptor de toda la tradición órfica y reinterpreta su sabiduría como parte fundante de la antigua teología y como ejemplo viviente de la inspiración divina. A la luz de esto, es difícil exagerar la importancia de Orfeo en el sistema ficiniano, más aún cuando se aborda su Teología platónica (1482) a o el De amore (1469), en donde los himnos órficos son citados con frecuencia y es Orfeo considerado una autoridad en la misma línea que el resto de los teólogos antiguos. La importancia de Orfeo en la filosofía ficiniana se explica, además, por otro motivo; Ficino es un gran conocedor de la filosofía posterior a Plotino, particularmente del platonismo teúrgico, cuyos representantes defendían la armonía entre Orfeo, Pitágoras y Platón. Como heredero de dicha tradición, no estaba lejos de asumir para sí mismo la importancia de Orfeo desde esa mirada. En suma, en este trabajo nos proponemos abordar la presencia del orfismo en la filosofía ficiniana a fin de comprender por un lado, las fuentes antiguas que le permiten reconstruir las doctrinas órficas y, por otro, la concepción de poeta teólogo dentro del marco de la prisca theologia.