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Enseñanza interdisciplinaria en la universidad: ¿utopía o distopía? El viaje hacia lo multidireccional
Ángel Enrique Rodríguez - Universidad de la Cuenca del Plata.
1º Congreso Internacional de Ciencias Humanas - Humanidades entre pasado y futuro. Escuela de Humanidades, Universidad Nacional de San Martín, Gral. San Martín, 2019.
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Resumen
Una disciplina está definida por tres elementos: su conocimiento, su método y su lenguaje. Estas tres características de un campo científico pueden ser más o menos estables, pero cambian con el tiempo y el espacio (Kuhn, 1989). Actualmente cada vez tiene menos sentido hablar de disciplinas puras, invariables, eternas. Ninguna tiene el poder de constituirse en un patrón de referencia (lo vemos en la física con los fenómenos cuánticos). Solo la tradición o el fanatismo intentan que un conocimiento persevere inalterable en el tiempo dado que quienes así piensan sólo reproducen los contenidos no lo descubren, no se interrogan, no se animan a la frontera de su disciplina por lo tanto se quedan repitiendo la parcela recorrida una y mil veces sin arriesgarse a la frontera disciplinar. ¡Lugar temido si los hay! El viaje hacia la interdisciplina es una actitud interior que hace mirar por sobre el hombro del conocimiento que en un campo lateral al que recorro, hay terreno fértil para avanzar en el mío. El talante interdisciplinar consiste en mirar el amplio panorama de mi disciplina en busca de un cambio de complejidad dado que el conocimiento avanza por las fronteras de sus disciplinas, es decir entre sus costuras. Si esto es así, es pertinente preguntarse: y cuando uno tiene como actividad transmitir mi disciplina ¿dónde me coloco? ¿en la seguridad del interior cerrado o en el borde fronterizo de los temas a impartir? Realizo un viaje inteligente de ida y vuelta para tratar de despertar en mis oyentes: público, alumnos, grupos un conocimiento amplio, abierto, sólido, sin las ilusiones del conocimiento (Morin E, 1990). ¿Soy meramente disyuntivo, separador de cuestiones temáticas o pretendo crear condiciones que favorezcan la amplitud del pensamiento de los que me escuchan? ¿Expongo en las clases universitarias para escucharme a mí mismo o animo a otros para que juntos tengamos actividades que sean competentes para su futuro? Podemos seguir preguntándonos, pero para no desencantarnos pronto dejo aquí para que ustedes continúen y tomo otro rumbo. LAS UNIVERSIDADES Y EL ENIGMA DE SU ORGANIZACIÓN. Definir a las universidades a comienzo del siglo XXI organizacionalmente es complejo. Empecemos por una descripción sencilla para acercarnos al enigma: una universidad es una organización centralizada en gestión administrativa y descentralizada en su función académica y de investigación. El pensamiento sistémico con el cual nos vemos obligados hoy a estudiar a las organizaciones hace que no resulte suficiente una descripción general, sino que debemos abocarnos de una manera integral no solo al análisis de su estructura y sus procedimientos. Sino que integra dicho análisis aspectos tales como la motivación de sus integrantes, la cultura institucional que poseen, el poder, la política, las comunicaciones, los grupos, liderazgos, los conflictos que conforman un todo integrado y viviente. Analizar la universidad como cualquier estructura compleja, no admite separaciones o divisiones entre sus partes o un análisis sectorizado, sino total. De ahí el enorme y fascinante esfuerzo y tarea para los que deseen desentrañarla; no es nuestra pretensión realizarla, sólo tener una idea de lo difícil que representa la tarea de impartir interdisciplinariedad o realizar cambios en su estructura pedagógico-didáctico con un enfoque más activo, significativo de la enseñanza aprendizaje que es el objetivo fundamental de las casas de altos estudios en la Argentina sean públicas o privadas. El enigma del subtitulo tiene que ver con dos dudas propias: así como cualquier organismo vivo las organizaciones crecen, se desarrollan evolucionan y si desean sobrevivir se adaptan al entorno y a sus cambios. La universidad Argentina ¿es capaz de hacer esto? se puede dar la destrucción creativa de Peter Drucker: "Individuos y organizaciones que desaprendan lo aprendido y vuelvan a aprender constantemente". El segundo enigma personal: para mantenerse una organización debe replantearse cada vez con mayor asiduidad su misión, su visión y sus actividades. Es decir, las estrategias que acompañarán el cambio del entorno, esto se llama simplificando, aprendizaje organizacional de sus componentes. Aprendizaje organizacional es cambio de conducta mutuo. ¿Podrá haber más allá de algún profesor profesora inquieto un cambio organizacional sobre nuevas formas de aprender con los alumnos en la universidad argentina? EL APRENDIZAJE SIGNIFICATIVO CONTEXTUAL EN LA UNIVERSIDAD. Tomando la inquietud planteada en el tema anterior es posible que la universidad como organización encuentre la clave al enigma de enseñar mejor a sus alumnos (problema institucional) y con talante interdisciplinario (problema disciplinar), cambiando el paradigma pedagógico-didáctico (problema metodológico). Cuando se den cuenta de que al mismo tiempo en que cambia la forma de enseñar la estructura también aprende, preservando su identidad y manteniendo sus principios es probable que se encuentre el cambio. Vaya paradoja: la institución encargada por la sociedad para enseñar no se plantea que debe aprender para sobrevivir a los cambios. Para terminar con la idea y permitir, estimado lector, que siga usted con sus propias inquietudes, en “la organización que aprende” (Swieringa y Wierdsma, 1995) hablan de cuatro caminos o formas con las que las instituciones aprenden: 1.Organizaciones emprendedoras. 2.Organizaciones prescriptivas. 3.Organizaciones que aprenden. 4.Organizaciones que desaprenden. Que las personas deben cambiar a través de los procesos de formación es un hecho, pero al mismo tiempo constituye uno de los retos más importantes de la pedagogía, fundamentalmente porque la concepción tradicional de los procesos de enseñanza aprendizaje está basada en la metáfora de la comunicación. Donde hay un emisor, un receptor y un mensaje. Y así se dice que el conocimiento “se transmite” o “se transfiere”, o que un curso “se da”. Por eso son tan importantes los contenidos porque, si está bien elaborado el mensaje pasa fácilmente del emisor al receptor. Pero lo cierto es que ahora sabemos, por la investigación moderna, que los procesos son mucho más complejos y que la metáfora de la comunicación no sirve cuando de lo que se trata es de producir un cambio en las personas, y más cuando lo que se pretende es un cambio duradero para posicionarse en un futuro cambiante. Se sabe que el conjunto de conocimientos que una persona tiene y conforman el modelo del mundo que utiliza para interpretar los acontecimientos cotidianos, no es una simple copia de ideas escuchadas, ni una serie de conceptos aislados, sino que están unidos formando relaciones (Novak y Cañas,2006). En este modelo del mundo el lenguaje juega un papel fundamental, así como las emociones, el apego al grupo, sensaciones corporales, los miedos e inquietudes y todas las experiencias que los sentidos corporales externos e internos lo hacen vivir. Por lo tanto, cómo entiende el individuo los mensajes que le llegan y cómo los conecta con su estructura mental (Piaget) previa es algo personal y propio de cada ser. Se sabe que hay una diferencia entre el significado lógico y el significado psicológico de los conceptos. El significado psicológico es subjetivo y se refiere a la experiencia individual de cada sujeto. Dicho de otro modo, cada palabra y posiblemente cada concepto, que se emplea en un proceso de aprendizaje es interpretado por cada asistente de una forma distinta y es integrado en una estructura conceptual diferente. Del mismo modo es esencial conocer el mundo de las emociones para captar la esencia de la enseñanza. La elaboración de las emociones corresponde a otro cerebro dentro del cerebro que se conoce como sistema límbico. Sólo aquellas experiencias formativas son capaces de conmover al núcleo básico de una persona, son aptas de provocar una transformación significativa. Por este motivo no es factible implantar sin más los esquemas de un profesor, su modelo del mundo, en la mente de un estudiante. Y esto es así porque el estudiante no puede atribuir sentido desde su perspectiva a esos nuevos esquemas y no puede conectarlos con los significados que para él tienen las palabras y las relaciones que hay entre ellas. Es imposible que una persona, por mucha sabiduría y experiencia que tenga traslade sin más lo que sabe de su mente a otra. Los estudiantes aprenden por transformación de lo que saben. .
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