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Acerca de la fabricación de un estudiante universitario. Una reflexión sobre los sentidos de los inicios en la formación inicial universitaria desde la formación doctoral
Marisa - EH-UNSAM.
Bolaña.
1º Congreso Internacional de Ciencias Humanas - Humanidades entre pasado y futuro. Escuela de Humanidades, Universidad Nacional de San Martín, Gral. San Martín, 2019.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/eRUe/2Pf
Resumen
Palabras clave: formación; experiencia, universidad; herméutica; emancipación; neoliberalismo. Este trabajo busca sistematizar las reflexiones que se anudan en mi experiencia geocultural como mujer, trabajadora y educadora. Enumeración que no significa una taxonomía jerárquica, sino que se entrama en una red vital; complejo entramado de pensares y sentires, que se está tejiendo con la lectura de diferentes textos, con el intercambio y diálogo con los que están siendo/fueron compañeros de estudio, de trabajo e investigación; con quienes han sido profesores de diferentes momentos de mi formación profesional; con quienes han sido educandos en los diferentes espacios en los que estuve a cargo y todos aquellos que de un modo u otro han sido o están siendo mis afectos. Detenerse en mi experiencia, permite reconocer un largo proceso de transformación. Parafraseando a Niezstche puedo preguntarme ¿Cómo llegué a ser la que soy?, no como producto terminado, sino buscando cómo se desarrolla esa metamorfosis. Al desandar este recorrido profesional singular, que es territorial, epocal y cultural, se pueden identificar huellas, deformaciones, heridas, mutaciones y transformaciones de mi formación. Formación que no es, sino que está siendo en una constante interacción con otros, con la palabra, con los textos, con las territorialidades. Implica reconocer que la interpretación que hago de las prácticas de enseñanza, así como las prácticas de investigación, son producto de la interrelación entre la cultura política institucional, los conocimientos adquiridos y las negociaciones de sentido. La referencia a mi experiencia no significa un posicionamiento ególatra, tampoco significa rendición de cuentas, no se trata de un relato que muestre resultados, ni enumere actividades realizadas. Intenta constituirse en un trabajo hermenéutico que favorezca procesos de interpretación y comprensión de los significados atribuidos a los diferentes acontecimientos, que permitan dar cuenta de las construcciones sociales de sentido. (Gadamer, 1998) Retomamos y utilizamos las expresiones geocultural y estar siendo en el sentido desarrollado por Kusch (1976). Heredera de la tradición positivista, la universidad da cuenta de la construcción de un conocimiento objetivo, válido y universal, es por esto que desestima la escritura en primera persona del singular. El conocimiento científico opera sobre un “objeto”, que es exterior a los sujetos. Esta separación entre sujeto y objeto es el fundamento de la objetividad (Bolaña, 2006). Las trayectorias singulares no constituyen un objeto de conocimiento, a menos que se las analice como un objeto, como “estudio de caso”. Si no hay un trabajo objetivo sobre la misma, se desestima y se banaliza esa experiencia subjetiva. Esta cosificación/objetivación de la experiencia lleva a la manipulación de la misma. Solo se reconoce aquella que puede ser controlada, así se transforma en experimento. (Agamben, 2010). En el ámbito educativo la tradición de la Escuela Nueva ha atribuido a la experiencia la posibilidad del aprendizaje (Dewey, 2010). Pero aquí experiencia, se interpreta como acción. Aprender es realizar el experimento, pero en un afuera, no nos involucra como sujetos para nuestra propia transformación. La posibilidad de construir conocimiento a través de la experiencia no se refiere a la reflexión, es decir al volver sobre nosotros mismos, sino a la posibilidad de encontrar las generalidades, las leyes universales que posibilitan la explicación del fenómeno/acontecimiento. Guiada por el interés técnico, es decir por la intencionalidad del control, la experiencia es la acción que desplegamos en un mundo exterior para formar las ideas. Esas ideas constituyen la representación del mundo exterior, a modo de imagen mental de los fenómenos, que orientarán luego las próximas acciones, en el sentido de que serán posibles de ser aplicadas. En Infancia e Historia, Agamben (2010), plantea la destrucción y la imposibilidad de la experiencia en la modernidad. El relato moderno banaliza la vida cotidiana y con dicha banalización coloca la experiencia por fuera del sujeto. Somete al sujeto a un cúmulo de acontecimientos de los cuales no puede establecer relaciones, se siente ajeno, no logra construir y dar sentido en un relato único que lo involucre. Las sociedades capitalistas globalizadas, centradas en el consumo, colonizan el sentido de la experiencia humana. Los seres humanos se sienten ajenos a su propia vida, no son sus autores. La construcción de sentido sobre aquello que le sucede con lo que acontece, la posibilidad de hilvanar en un relato histórico su propia construcción es lo que constituye la experiencia (Larrosa, 2006) pero al no construir sentido desde la propia historia, se ofrece un falso sentido, desde una exterioridad. En las sociedades de consumo de la globalización excluyente, el sentido se otorga en la posibilidad de consumir, de acceder a ciertos bienes materiales y tecnológicos. Se “es” en la medida que se consume, se compra y se puede ostentar aquello que se posee. (Agamben, 2010) Seres anónimos, mecanizados, cuyas vidas son insignificantes, intercambiables, vacías de sentido, solo logran calmar la angustia existencial a través de la compra de elementos superfluos. El complejo desarrollo histórico y social de la cultura generada a partir del avance científico y tecnológico produjo una modificación sustancial en la vida cotidiana de los seres humanos, con resultados altamente contradictorios. Paralelamente a la creciente independencia del hombre respecto de la naturaleza, a partir de la creación de instrumentos tecnológicos que permitieron preservar la vida, surgieron nuevos elementos de dominación, manipulación del conocimiento en beneficio de unos pocos, utilización y depredación de los recursos naturales, contaminación, degradación y extinción de algunas formas de vida (Bolaña, 2006; Rebellato, & Pérez, 2009) Nos encontramos ante un mundo amenazado, que corre grandes riesgos de supervivencia, la propia humanidad se ha puesto en peligro. Si intentásemos describir los rasgos salientes del contexto actual tendríamos que referirnos a la depredación de la naturaleza producto de la voracidad capitalista, la amenaza constante de guerras y acciones bélicas, una gran polarización social, en la que unos pocos se apoderan de los escasos recursos y relegan a los otros a condiciones de precariedad de la vida. (Rebellato, 2000) El sentido de las sociedades y las vidas de los individuos ha pasado a explicarse por el consumo, por la posibilidad o imposibilidad de acceso a los bienes y objetos tecnológicos, mercantilizándose todos los aspectos de la vida. Este modo de concebir la vida social se impone como pensamiento único. El transcurrir diario y el devenir de los sujetos se realizan dentro del marco del sentimiento de “realidad única”. (Bolaña, 2006; Brenes et al., 2009; Rebellato, 2000). Se toma como punto de partida las diferencias y exclusiones, sin cuestionarlas, como un fenómeno que está dado y es inmodificable. Se crea la ilusión de participación y libertad, se afirma que se puede elegir como nunca antes, la variedad de objetos de consumo ya que se trata de invisibilizar los procesos de exclusión tras una apariencia de inclusión cultural, de libertad, de respeto a la diversidad. Se ha naturalizado este modo de vida y de organización. Se discuten políticas de subsidios, reparadoras a los efectos de la concentración del capital, o se centra en los derechos del consumidor. Pero no se discute lo primordial: el sistema capitalista, imperialista, globalizado y neoliberal. Así, el sentido de la acción política ya no es la transformación de un mundo injusto para el desarrollo de una vida humana más plena, sino la transformación social para el acceso a los bienes de consumo. Nuestras subjetividades han sido colonizadas, viven presas. Se nos ha robado la capacidad de soñar, desear, intentar modificar las condiciones de la vida. En este marco analizamos las universidades del conurbano, ya que no son un elemento ubicuo, universal, sin tiempos y ni espacios determinados. La formación profesional se la concibe, no como un proceso de transformación subjetiva, sino centrada en la posibilidad de instrumentar a los sujetos con determinadas habilidades técnicas que les permita conseguir puestos de trabajo que los coloque en un lugar de mayor acceso a los bienes de consumo. La organización universitaria en docencia y en investigación se realiza sobre una estructura piramidal cada vez más estrecha y clasificatoria. El trabajo de producción de conocimiento se mide en función de resultados cuantitativos y estandarizados. Los informes de investigación consisten en enumeraciones de publicaciones, comunicaciones y/o eventos realizados. La llamada carrera universitaria, referida a los investigadores y profesores, está construida sobre jerarquías de excelencia, clasificaciones que encierran una visión individualista y competitiva. El acceso a becas, subsidios, posibilidad de publicaciones se realiza bajo estándares prefijados y cuantitativos. Valores propios del mercado, a los que la estructura y organización universitaria son permeables. (Kusch, 1976) Estas construcciones de sentido del trabajo académico están horadadas por la racionalidad técnica, que no dejan lugar a la reflexión. Quedan por fuera los planteos ético-políticos acerca la responsabilidad social de la producción de conocimiento y de la formación de profesionales. Se naturalizan los modelos estandarizados y la necesidad de dar respuestas al mercado laboral-empresarial. Se instala una necesidad de cambio, de renovación constante, de ir al ritmo de los avances tecnológicos para no quedar fuera de los mercados. No queda tiempo para cuestionarse, no nos podemos quedar atrás de los niveles estandarizados internacionalmente. Entonces, ¿no hay salida?
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