¿No posee una cuenta?
Sexto Empírico contra los gramáticos
Divenosa, Marisa - UBA - UNLa.
1º Congreso Internacional de Ciencias Humanas - Humanidades entre pasado y futuro. Escuela de Humanidades, Universidad Nacional de San Martín, Gral. San Martín, 2019.
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Resumen
El escepticismo de Sexto Empírico se caracteriza por una potente corrosión argumentativa que, en su afán de desarticular los argumentos de los “dogmáticos”, presenta tradiciones teóricas nodales de diversas épocas. Como es de esperar, la gramática no quedó fuera de esta operación de desarticulación teórica. Y para hacerlo, Sexto se vio obligado a citar posiciones y desarrollos teóricos de los que -en cierto modo- es heredero, volviéndose así una fuente para la reconstrucción de la historia de la gramática. En tal herencia, los sofistas suelen tener un rol importante.
En su obra Contra los Gramáticos, Sexto retoma conceptos elaborados por Dionisio Tracio, presentes en su Tékhne Grammatiké, y los hace centro de análisis y de crítica. Nuestro objetivo es discriminar los elementos técnicos gramaticales retomados por Sexto, y comprender qué operatoria realiza con ellos, para valorar la relectura sextiana en relación con la historia de la gramática.
Articularé lo que sigue en tres momentos: 1. Presentación descriptiva de los argumentos retomados por Sexto Empírico y los señalamientos críticos que realiza; 2. Análisis de los antecedentes sofísticos de los desarrollos de Dionisio Tracio y su confrontación con lo aportado por Sexto; 3. Conclusiones acerca de la operatoria del escéptico al criticar la gramática.
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1. Dionisio Tracio es citado en reiteradas oportunidades en Contra los Gramáticos. Este dato es elocuente acerca de la importancia del gramático y de su tratado respecto de la disciplina que empieza a ganar autonomía y fuerza teórica. Por otro lado, Sexto hace de Dionisio un referente para la crítica; vale decir que lo erige como blanco de los ataques de sus contemporáneos y seguidores.
El primero de los puntos por el que es citado Dionisio Tracio compete a la naturaleza empírica de la gramática. Una vez establecido que “La gramática es el conocimiento (empeiría) de lo dicho sobre todo por poetas y prosistas”, el gramático lista las seis partes que considera sus componentes. Muy tempranamente queda dicho que el objeto de la disciplina es empírico: la empíria de los discursos, de las cosas dichas generalmente, o sobre todo (hos epì tò polý) por prosistas y poetas. El punto es la naturaleza empírica de la disciplina, que -los críticos subrayan- iría en contra de su naturaleza técnica. Sobre este punto contamos con un comentario que el gramático Melampo hace a la Gramática de Dionisio; dice respecto de este punto:
Primero debemos saber qué es experiencia (peíra) y después qué es conocimiento empírico (empeiría).
En ambos casos, sigue diciéndonos el comentador, se trata de una prueba no racional. Es por esto que, en opinión de Melampo, esta definición no es correcta, y no habría que hablar de empeiría, sino de gnósis, conocimiento de naturaleza racional. Sexto avanza por la misma vía crítica que este comentador, aunque con argumentos diferentes, pero redobla la apuesta: la gramática no es un conocimiento técnico, pero tampoco es un conocimiento empírico. La pluralidad de cosas que la ocupan la dejan fuera de toda posibilidad de considerarla un conocimiento unificado sobre algo.
El segundo punto relevante en la recuperación que Sexto hace de Dionisio es -como señalamos en nuestra sección anterior- el relativo a las partes de la gramática. En el parágrafo 250 de Contra los Gramáticos el escéptico detalla:
Y Dionisio Tracio, cuando dice que son seis las partes de la gramática (que nosotros hemos descrito más arriba como tres en total), está también incluyendo en ellas la historia (tò historikón); dice, en efecto, que las partes de la gramática son el ejercicio de la lectura en voz alta atendiendo a las particularidades prosódicas, la explicación de las figuras poéticas contenidas en los poemas, la exposición de vocablos y del contenido de las obras (léxeon kaì hisotriôn apódosin), el descubrimiento de etimologías, la exposición de la analogía y la crítica literaria de los poemas.
Al finalizar de enumerar estos elementos, Sexto dice que se trata de una “división absurda” (atópos) y equívoca. Él mismo había declarado, en el parágrafo 91 de Contra los gramáticos, que la cantidad y cualidad de estas partes está lejos de ser consensuada, y que se ocuparía de mostrar que la disciplina en cuestión tiene una parte histórica, una técnica y una tercera “especial”, comprometida con el análisis de lo poético y de la prosa. En esta perspectiva, es claro que la postulación séxtuple de Dionisio resulta excesiva. La explicación de Sexto orienta nuestra interpretación hacia la idea de que Dionisio mezcló partes con sub-partes y alteró categorías de la organización. Dicho de otro modo, el gramático considera la lectura en voz alta, la explicación y la crítica de la poesía como partes diferentes, cuando todas ellas pueden comprenderse perfectamente en el estudio de la poesía y de la prosa, y el estudio de etimologías y analogías pertenecería a la llamada por Sexto ‘parte técnica’. De este modo, además de la parte histórica -aquella que se ocupa de los vocablos y del contenido de las obras- sólo habría dos secciones complementarias de la gramática.
En toda la argumentación de Sexto la atención está centrada en estos aspectos, que son los que podrían evaluarse como los menos técnicos de la Gramática, ya que la obra de Dionisio es básicamente habitada por clasificaciones de tipo de palabras, de cuestiones morfológicas y sintácticas. Dicho de otro modo, Sexto se ocupa de lo que, en el marco de la obra de Dionisio, es marginal.
2. La que se presenta fehacientemente en la Grammatikè Tékhne se desarrolla a partir del análisis de unidades lingüísticas: oración, palabra, sílaba, letras, “mediante las cuales obtiene el sistema definitivo de análisis gramatical tradicional: clases de palabras, tipos de sílabas y ordenación fonética, con sus variedades internas”. No es allí donde -como decimos- Sexto encontró materia fértil para sus críticas, pero es el punto en el que podemos ver fehacientemente algunos de los aportes realizados por los sofistas a la reflexión sobre el lenguaje.
Propongo revisar tres casos. El primero es el de Protágoras; en el primero de los testimonios sobre su pensamiento provisto por D.L., encontramos la afirmación de que el sofista fue el primero en “delimitar las partes del tiempo”. Esta afirmación suele interpretarse como la sensibilidad del Protágoras acerca de poder determinar un tiempo pasado, uno presente y uno futuro en los verbos. El mismo testimonio da cuenta de su interés en el esclarecer la importancia del kairós, en refutar proposiciones generales, y en estructurar el discurso en cuatro partes:
deseo, pregunta, respuesta, orden (en siete, según otros: narración, pregunta, respuesta, orden, declaración, deseo, llamada), a las que llamo fundamentos del discurso. Alcidamante, por su lado, habla de cuatro tipos de discurso: afirmación, negación, interrogación, alocución.
Estas especificaciones, junto con otras relativas al estilo discursivo y a la evaluación de los lugares comunes como recursos oratorios, que también se le atribuyen, lo ubican como pionero de un tipo de discusión que será campo propio de la gramática, tal como la entiende Dionisio.
Otro tanto podemos de Pródico de Ceos, que es frecuentemente identificado como un seguidor de Protágoras. De este sofista contamos se señala repetidamente su preocupación por la sinonimia y la corrección en el uso de las palabras (85B11, 12a, 14, 16, 17, etc.). De este modo, la sección 12 de la Gramática de Dionisio, que se detiene en las especificaciones del nombre, tienen su fundación en estas primeras especificaciones.
Nombremos en tercer lugar a Gorgias, a quien las fuentes hacen responsable de introducir en la prosa el discurso poético, especialmente a través de recursos y figuras propias del “discurso con metro”. Así, la Suda cuenta:
Él fue el primero que dio a la vertiente oratoria de la educación fuerza expresiva y una base teórica: hizo uso de tropos, metáforas, alegorías, hipálages, catacresis, hipérbaton, anadiplosis, epanalepsis, apóstrofes, parísosis. Cobraba a cada discípulo cien minas (80B2).
Los aportes son de naturaleza técnica, y corresponden básicamente a las secciones del análisis de los nombres y de las producciones poéticas del gramático.
3. Si algo podemos concluir, a partir de lo desarrollado hasta aquí, es que las cuestiones gramaticales interesan a Sexto sólo en la medida en que constituyen contenido enseñado y sobre el que es preciso dudar. No le preocupa esta técnica más que cualquier otro contenido impartido por los maestros. El hecho de encontrar en los sofistas elementos teóricas sobre lo que se cristalizaría como gramática, pero que están ausentes en la crítica de Sexto muestra que el escéptico operó una selección particularmente interesada, en su lectura y contextualización de la obra de Dionisio. El molde crítico que pudimos observar en Contra los Gramáticos será la misma que aplique a cada uno de los temas que enfrenta en su Adversus Mathematicos, que puede resumirse como un movimiento que va desde la demostración de la vaguedad e inconsistencia, a la presencia de contradicción en las opiniones de los técnicos; en eso reside la inexistencia de cada pretendida tékhne. Sin embargo, el valor de las reconstrucciones que nos propone Sexto de la gramática de Dionisio no son aportes menores a la reflexión sobre la historia de la disciplina.
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