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El Mito de la revolución invisible. De intelectuales y compromisos en el medio siglo colombiano
Jaramillo Restrepo, Sandra - UBA, CeDInCI/UNSAM.
1º Congreso Internacional de Ciencias Humanas - Humanidades entre pasado y futuro. Escuela de Humanidades, Universidad Nacional de San Martín, Gral. San Martín, 2019.
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Resumen
El 10 de mayo de 1957 es una fecha emblemática en Colombia porque simboliza la caída de la dictadura de Gustavo Rojas Pinilla, quien gobernaba desde 1953. El general de tendencia populista y conservadora había sido alentado y también depuesto por la clase dirigente, pero en esta aparente paradoja el segundo momento se distinguió del primero porque las masas (principalmente estudiantiles) jugaron un papel protagónico. El hecho es que se inauguraban, al tiempo, un sujeto estudiantil con ingredientes revolucionarios propios de la “época” tercermundista y una intelectualidad “autónoma” con respecto al largo bipartidismo que había regido el país andino desde mediados del siglo XIX. Aunque esta coyuntura nacional se resolvió con la implementación del Frente Nacional --régimen bipartidista de alternancia de poder que rigió el país entre 1958 y 1974--, la vinculación con la coyuntura internacional en la que surgió la llamada nueva izquierda favoreció la politización de los intelectuales y la pluralización de las izquierdas hasta entonces hegemonizadas por el comunismo criollo. Esta ponencia se inscribe en esta coyuntura pero se ocupa específicamente de examinar el papel de la intelectualidad crítica que generó condiciones para la emergencia de una intelectualidad contestataria. Lo cual es visible en el grupo nucleado por la emblemática revista Mito (1955-1962), fundada y dirigida por Jorge Gaitán Durán (1924-1962) en compañía de Hernando Valencia Goelkel. La revista alcanzó a producir 42 números “comprometidos” con la modernización cultural vía la recepción y circulación de la vanguardia literaria de la posguerra europea, al tiempo que se ofrecía como plataforma para la producción local y, desde un espectro liberal (crítico) se ocupó también de la realidad nacional. Nuestra hipótesis es que este grupo-revista operó como bisagra para la intelectualidad emergente, la cual se reconoció como parte de una comunidad: los intelectuales. Pero consideró insatisfactoria la postura de la literatura como “compromiso” enarbolada por Mito, con el Sartre humanista como referente; y mejor se inclinó hacia un Sartre político más cercano a la Cuba revolucionaria. Jóvenes intelectuales nucleados en revistas menos duraderas como Tierra Firme (1957-1959), Esquemas (1961-1962) y, sobre todo, Estrategia (1962-1964) permiten rastrear este punto de quiebre en la intelectualidad del país andino. De lo anterior se deriva que trabajamos con las revistas como herramienta teórico metodológica, aunque estas no son vistas como repositorios de contenido, sino como “formaciones” en el sentido williamsiano del término y como expresión de “afinidades electivas”.
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