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El problema de las “ciencias humanas” desde los estudios de la animalidad
Pedro N. Tenner - (UNSAM-UBA).
1º Congreso Internacional de Ciencias Humanas - Humanidades entre pasado y futuro. Escuela de Humanidades, Universidad Nacional de San Martín, Gral. San Martín, 2019.
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Resumen
En nuestro trabajo nos proponemos cuestionar la relevancia epistemológica y el valor ético de las nociones de humanidades y ciencias humanas, difuminando los límites que la tradición ha trazado entre el humano y el animal. Para ello nos atendremos a la postura de Derrida y su crítica a la noción del umbral, ya sea un umbral dentro de una historia humana o un umbral entre un animal a-histórico y el comienzo del hombre y su historia. Ninguna de las diferencias específicas que tradicionalmente han marcado una supuesta ruptura humana (el lenguaje, el signo, la imagen, la política, en definitiva, todo lo que puede resumirse bajo el significante derrideano de suplementaridad) son en verdad exclusivas de lo que ha sido dado en llamar hombre. El hombre ya no será, de este modo, ni el ente privilegiado en el que el ser viene a presencia, ni el desvío catastrófico de la técnica a partir de una naturaleza autosuficiente. Así, plantear la imposibilidad de un umbral claro y distinto de la humanidad permite reconocer a su vez que no es posible tampoco delinear un espacio de lo humano, ni constituirlo en sujeto ni objeto de una ciencia (ni el hombre es una ruptura con lo animal, ni tampoco hay un continuo que pueda llamarse hombre: somos animales distintos a nuestros antepasados, en otro momento de la suplementaridad). Asimismo, persistir en ese delinamiento, o persistir en la pregunta por el hombre, implica la suposición (siempre necesaria, aun cuando esté acompañada de las mejores intenciones en sentido contrario) de una disposición de lo viviente ante el ente privilegiado humano, así como una actitud especista y éticamente cuestionable ante ese otro radical (pues en tanto constitutivo existe en nuestras raíces) que es el animal. Suposición y actitud éstas que, por cierto, se encuentran a la base de la legitimación de los momentos más atroces de ese segmento de la historia de la vida que suele llamarse “historia humana”. Pues detrás de todas esas atrocidades se encuentra siempre la decisión soberana de qué partes de lo viviente pueden estar a disposición de otra parte de lo viviente, es decir, qué debe ser reconocido como animal y qué como humano.
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