Freud cuestionó la idea de la unidad del hombre. Propuso un hombre escindido, donde los términos de la escisión, de la división, le son desconocidos. Dicho hombre, el freudiano, se soporta de su propio desconocimiento. El inconsciente que lo determina escapa a su saber. El inconsciente es un saber no sabido, que se diferencia fundamentalmente del saber universitario. Las diferencias son las siguientes: el saber universitario adquiere su estatuto independientemente del sujeto que lo produce. Digamos más, elimina al sujeto de ese saber; a diferencia del saber del inconsciente, que se constituye como emergencia de un sujeto. El saber universitario es una generalización a diferencia del saber del inconsciente, que está construido por una serie indefinida de sujetos. Es decir, que no existe el universal del sujeto. Esa es la diferencia esencial entre el hombre como un universal y el sujeto que propone el psicoanálisis, en tanto que una multiplicación indefinida de lo singular. Para Freud, al final de su obra, el inconsciente dejó de ser lo olvidado, lo reprimido, lo sabido pero rechazado, para pasar a ser un vacío del cual se podía crear un ser nuevo. Un ser más allá del orden de toda determinación. Eso se llamó la revolución freudiana. Este será el primer punto que trataremos. Freud definió el inconsciente como un agujero en el saber constituido. Jacques Lacan partió de ese punto. Retomó a Freud, y propuso al mismo tiempo, una definición del sujeto producto de la articulación significante. Haciendo expresamente la salvedad que no se confunde el sujeto del inconsciente con el hombre de la psicología y/o de la filosofía. El sujeto producto de la articulación significante ataca directamente la idea del hombre como unidad. Dado que la articulación significante lo que produce es un vacío donde el sentido se metaforiza o metonimiza en función de su propia articulación. Si el hombre de la filosofía y/o de la psicología se constituyen a partir de un sentido unitario, el sujeto del inconsciente muestra los perfiles del agujero que lo constituye. Hay un real que no se homogeneiza con la realidad, que insiste en su opacidad, de la cual el sujeto podrá crear, producir el nombre de su ser. Este será el segundo punto a tratar. El psicoanálisis constituye su saber a partir de la tensión entre la determinación y la indeterminación. Es un saber por advenir constantemente. el saber universitario se caracteriza por excluir la indeterminación. Esto implica una tensión irreductible entre el discurso universitario y el discurso psicoanalítico. Será el tercer punto a tratar. .