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Fenomenología de la fuerza en la filosofía del trabajo de Simone Weil
Edita Elizabeth Perez Ruiz - Universidad Nacional de San Martín (UNSAM); Instituto Superior de Formación Docente “Prof. Héctor J. Medici” (I.S.F.D Nº 34).
1º Congreso Internacional de Ciencias Humanas - Humanidades entre pasado y futuro. Escuela de Humanidades, Universidad Nacional de San Martín, Gral. San Martín, 2019.
Dirección estable:
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Resumen
Fenomenología de la fuerza en la filosofía del trabajo de Simone Weil
El objetivo del presente escrito es abordar una de las formas de desarraigo deshumanizante, es decir, “la fuerza” o violencia dentro de la “filosofía del trabajo” de Simone Weil. La denominada “fenomenología de la fuerza” , término acuñado por Roberto Esposito a los escritos de Weil, respecto de las manifestaciones de la violencia histórica que atraviesa la humanidad y que ha asentado las bases de la vida colectiva. En este sentido, articulamos la obra La condición obrera y La Ilíada o el poema de la fuerza de La Fuente Griega de Simone Weil. El primero, esboza el proceso de los fenómenos propios de la violencia problematizados en la jornada fabril, resultado de su experiencia de trabajo en las fábricas Alsthom y Renault durante los años de 1934 y 1935. El segundo, realiza un análisis de La Ilíada, como documento que evidencia el papel protagónico de la fuerza en la historia, la fuerza o violencia siendo el tema central.
En La condición obrera problemáticas como la taylorización y la racionalización del trabajo, según la filósofa francesa, han perfeccionado una nueva forma de esclavitud moderna de los obreros, institucionalizándose mediante sus metodologías. En La Ilíada o el poema de la fuerza advierte dos tipos de violencia, una es “la fuerza que mata” evidente físicamente en la carne del sujeto que padece la violencia, y la segunda, es “la fuerza que no mata todavía” una forma de muerte suspendida, donde los hombres han sido reducidos a la condición de esclavo, una extensión de la violencia a lo largo de toda la vida del sujeto. La violencia se dividen entre: aquellos que padecen la fuerza y aquellos que someten mediante la violencia: “la fuerza que es manejada por los hombres y la fuerza que somete a los hombres” . A lo largo de La Ilíada se evidencia la libertad de movimientos que poseen los victoriosos, el héroe favorecido, naturaliza la violencia, sus expresiones se tornan cada vez más brutales, ausente de moderación alguna, se concede todos los permisos: “Aquiles degüella doce adolescentes troyanos en la hoguera de Patroclo con la misma naturalidad con que cortamos flores para una tumba” .
En sincronía con La Condición Obrera, esa reducción posee los elementos en común a la nueva forma de esclavitud moderna. Simone Weil indaga en el papel de Frederick Taylor, ingeniero norteamericano conocido como el “padre de la organización científica del trabajo”. Había dos puntos ajenos a Taylor. Por un lado, el desconocimiento del tiempo para realizar cada operación de fabricación y los procedimientos, por otro lado, la organización de la fábrica no tenía obreros pasivos. La lógica de su sistema fue evitar toda pérdida de tiempo durante el trabajo. “concilió y organizó progresivamente el control de métodos con las fichas de fabricación; el control de tiempos con las normas que establecían los segundos, minutos u horas precisos para cada operación; la división del trabajo entre jefes técnicos, y el sistema particular de trabajo a destajo con primas” . Taylor, desarrolla también la psicotécnica en la organización del trabajo, que define las condiciones psicológicas para cierto trabajo, realizando mediciones de la fatiga y la resistencia frente al aumento de la cadencia.
La originalidad de Taylor se estableció bajo estos fundamentos reales de racionalización, es decir, no realizó ningún descubrimiento fuera de los aceros rápidos, sino simplemente busco los procedimientos científicos para utilizar al máximo las máquinas y los hombres. Aportando a la organización del trabajo industrial: procedimientos y ritmo para el curso de la producción. No hay ningún examen de la razón, sino que, establece medios para forzar a los obreros al máximo de la capacidad del trabajo.
El método de medida de tiempo fue el cronometraje. El sistema de trabajo consistía en medir los tiempos por pieza-unidad, cuyo punto principal era la mayor producción que pueda realizar el “mejor” obrero. El que produzca este máximo en una hora se le compensaría con premios, pero cada pieza será pagada a un precio más bajo para los que produzcan menos, por tanto, los obreros menos productores recibirían el menor de su salario. Este procedimiento, elimina a todos aquellos que no son obreros de primer nivel, basado solo en la mayor productividad que se le exige.
Instala una organización de trabajo empleada en doble dirección, tanto para la utilización de las fuerzas de la naturaleza y para la utilización de la fuerza humana de trabajo, que evidencia dos revoluciones. La primera, se define por la utilización científica de materia inerte y de las fuerzas de la naturaleza; y la segunda, por la utilización científica de la materia viva, es decir: los humanos. Tras la revolución industrial se ha producido una transformación, desde el momento que la ciencia se ha aplicado a la producción con la aparición de la gran industria.
Ambos textos confluyen en un punto, la opresión contiene “la marca de la esclavitud” mediada por la violencia, estas relaciones humanas se ejerce mediante la fuerza que se despliega en tres estadios: la desaparición del sentimiento de dignidad, la monotonía de su cadencia y la pretensión de extinción de la facultad de pensar.
La repetición ininterrumpida del trabajo en serie, se basa en el factor: tiempo y ritmo, que Taylor sistematizó. Será el gran problema obrero que, mediante el salario y por pieza, hará aumentar la cadencia. Sin embargo, a diferencia del esclavo antiguo de La Ilíada, Weil señala que la fuerza física infligida lo liberaba de ser cómplice de su propia alienación “los golpes dispensaban de esta humillación de convertirse en cómplice de su propia alienación, esta esclavitud obliga a buscar en sí mismo los móviles que permiten someterse a la necesidad, y eso en todo momento” . Simone Weil advierte en una conferencia de 1937 acerca de los peligros de la transposición de la ciencia, que pretende resolver los conflictos sociales y establecer una “armonía social” mediante el cronometraje y la psicotécnica, pero realmente constituye la alienación para el obrero.
La mayor eficacia económica, la supresión de la lucha de clases y la creación de un sistema basado en el interés común del obrero y del patrón, fueron las pretensiones de Taylor. Sin embargo, Weil examina el aspecto de la doctrina de la racionalización y el vínculo con la guerra, tanto partidos políticos revolucionarios y fascistas, reclamaban como organización para la defensa nacional una “racionalización” y “preparación” para la guerra. La guerra implica racionalización. El lema era aumentar la producción de forma inmediata, pero sin innovación técnica y sin calificación del personal, el trabajo no especializado era destinado a las mujeres.
Weil señala que Taylor cambio el látigo de los contramaestres egipcios faraónicos por las oficinas y laboratorios, bajo la capa de la ciencia como encubridora del crimen . Las investigaciones de Taylor empezaron 1880 y pretendía convertirse en la verdadera industria responsable de un método para trabajar más y no, un método para trabajar mejor. Después, completado con la cadena de trabajo, inventado por Ford, sistema orientado a impedir que el obrero escoja el método y la inteligencia de su tarea .
La metodología implicaba estimular y desarrollar el espíritu de competencia y de emulación en la producción. Dividir a la clase obrera fue la base de ello. El salario no es el único móvil . Tal sistema ha producido la monotonía del trabajo que siempre empieza por ser un sufrimiento, y aunque llegue a acostumbrarse, será a costa de la disminución moral. La disciplina y la coacción en las fábricas son características del sistema de Taylor, en sus investigaciones para destruir la resistencia de los obreros, al parecer, la mayoría de sus ellas, intentan destruir el poder de los sindicatos en las fábricas. Un obrero interrogado por Henri de Man dice “el conocimiento de los tiempos de trabajo es para nosotros el equivalente exacto de lo que para ellos constituye el secreto industrial y comercial” . Es decir, el empresario posee la propiedad de la fábrica, las maquinas, el monopolio de los procedimientos de fabricación, los conocimientos financieros y comerciales, y además también, pretende el monopolio del trabajo y de los tiempos del trabajo.
Por ello, la alienación será la violencia que se extiende sobre la vida del sujeto: el obrero es para las maquinas, es un medio en la operación y desconoce la relación de esta pieza con las demás, con las que precedieron y las que seguirán. Desarraigado de la condición humana. La desgracia impide la actividad del pensamiento, la humillación crea zonas prohibidas por las cuales el pensamiento no se anima a caminar y quedan cubiertas por silencio. El esclavo y el obrero comparten, por tanto, una misma instancia: ser arrancados de la condición humana.
Fuerza o violencia; filosofía del trabajo; Taylor; racionalización; obrero; esclavo; desarraigo; alienación.
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