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El sindicato como ligazón en la tensión entre trabajo y educación
Milagros Albornoz - Unión del Personal Civil de la Nación Seccional Entre Ríos.
Victoria Allende - Unión del Personal Civil de la Nación Seccional Entre Ríos.
1º Congreso Internacional de Ciencias Humanas - Humanidades entre pasado y futuro. Escuela de Humanidades, Universidad Nacional de San Martín, Gral. San Martín, 2019.
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Resumen
Resumen La Unión del Personal Civil de la Nación es una Asociación Gremial que tiene por objeto agrupar a los trabajadores, cualquiera sea su profesión, oficio o categoría, que tengan, o hayan tenido cuando estaban en actividad, relación de dependencia con el Estado. La Seccional Entre Ríos cubre el ámbito territorial de la Provincia y posee a la vez intensos niveles de autonomía y sintonía con la conducción nacional. Desde hace más de una década hemos puesto en marcha la maquinaria institucional propia con sus diversos recursos, al servicio de la educación formal y no formal, a partir de una realidad incuestionable: la dignidad de los trabajadores. Nuestras instituciones educativas pretenden ser el telar donde sea posible tejer relaciones constitutivas e irrenunciables en la representación de la realidad cultural. El sindicato es un espacio educativo singularísimo, donde se materializan las oportunidades para los trabajadores como sujetos protagonistas en la construcción de aprendizajes. Entonces, las escuelas aparecen como una experiencia de transformación y un escenario real para hacer vivencia el deseo colectivo que nos mantiene de pie. El objetivo principal del presente trabajo es compartir un camino posible, una alternativa para los sujetos en el laberinto del entramado social. Sindicato; educación; trabajo; escuela; Estado; trabajador; innovación. El sindicato hace escuela: necesidad real y resistencia institucional Allí donde hay vida hay transformación, y esta dualidad converge como fuerzas que suponen acciones libertarias: trabajo y educación implican transformación. Sabemos por la experiencia de la actividad sindical que los cambios más importantes se gestan en la arena de lo público, a través de la liberación colectiva. Es en este rumbo que desde UPCN conducimos el timonel de una nave que ha atravesado grandes tempestades. Porque no confiamos en planes educativos quietistas, confrontamos muchas veces con rigideces institucionales y corsés del status quo que lejos de llevarnos a desistir nos han alimentado en la maduración de un modelo educativo serio y consecuente con los trabajadores. Creemos en una educación que, haciendo un ejercicio de conciencia crítica, pueda flexibilizarse ante la rigidez que propone la masificación. Esta perspectiva, la que nos mueve y sostiene como colectivo, implica reformular roles ponderando al trabajador como sujeto de aprendizaje. Y aquí una salvedad, una nota distintiva muy cara para la Unión: lejos de sentirnos representantes de un sujeto pasivo, nos vemos en el reflejo de un trabajador que es el sujeto central de un proceso continuo de aprendizaje –la vida– donde comparte saberes que lejos de ser monopolizados, circulan. Como actores de injerencia en el diseño de políticas públicas nos vemos en el deber ético de hacer posible esta circulación de sujetos y aprendizajes dentro de las máximas de la libertad y la igualdad de condiciones. El sindicato es un espacio educativo singularísimo, donde se materializan las oportunidades para los trabajadores como sujetos protagonistas en la construcción de aprendizajes. Entonces, la escuela es el contexto donde la transformación se gesta y sucede, una y otra vez en una espiral que crece hacia el infinito. El trabajador: una multiplicidad de sujetos La diversidad en la representación sindical nos presenta una aventura vastísima y en permanente movimiento, desafiándonos a responder con acciones certeras y claras a necesidades concretas. Nuestras instituciones educativas –integradas al sistema oficial y con certificación de calidad IRAM– no escapan a la realidad cultural que la contiene; otra tensión que nos habita está dada entre derecho y obligatoriedad. La formación laboral pondera no pura acumulación de saber específico, sino que pone en valor esas capacidades y habilidades individuales y colectivas que nos habitan. Como sindicato, la complejidad del binomio educación y trabajo nos interpela. Nuestro ideario educativo es el reflejo de la labor colectiva desarrollada a través de jornadas, encuentros y espacios de reflexión, reuniones y entrevistas con los actores directamente involucrados, los protagonistas de este relato que son los trabajadores del Estado. Nos encontramos en el permanente desafío colectivo de creatividad participativa, enmarcado dentro de normas provinciales y nacionales, guiados por los lineamientos, objetivos e ideario emergentes de la misma institucionalidad de la UPCN como sindicato; echando por tierra el desarrollo reduccionistas de un instrumento automatizado de planificación y gestión. Como Sindicato, nos sentimos interpelados por las fallas que se abren en el terreno del ejercicio democrático. En este sentido, la creación de Escuelas –de oficios y secundaria– aparecieron en el horizonte como espacios reales donde habitar también como trabajadores. Hallamos una manera de transitar la ambivalencia que nos propone la doble implicancia de nuestros deseos: por un lado que el trabajador sea terreno fértil de empoderamiento y dignificación, y por otro que esta vivencia se haga resonancia hacia la desburocratización del aparato del Estado. Una historia cargada de decisiones discrecionales y autoritarias de funcionarios intermitentes que paradójicamente no permanecen en la estructura más que algunas temporadas, vislumbra hoy una apertura hacia nuevas posibilidades de gestión del trabajo estatal. Con la creación de las Escuelas, UPCN fortalece el nivel educativo de los trabajadores, promueve su formación permanente y hace realidad un cambio inexpugnable. Nuestro primer objetivo fue llegar a los afiliados, los empleados de la Administración Pública y su grupo familiar. La plasticidad y dinámica propia de la época muy pronto nos puso en el ejercicio de un rol que desborda el campo de acción específicamente sindical para tramarnos en el tejido social extendido, con las acciones más diversa. Hoy nuestras escuelas están pobladas de trabajadores en sus múltiples versiones: estatales, privados, desocupados, novatos, expertos, siempre descubridores insaciables de nuevas oportunidades. Del estatuto se desprenden los fundamentos que impulsan nuestros espíritus en la batalla de las políticas públicas por una educación inclusiva, emancipadora y crítica, que dé lugar a la discusión de sujetos que la habitan. Entre los fines que enuncia, resalta: “El fomento de la capacitación y especialización de los trabajadores estatales, especialmente orientada para la formación profesional y la reconversión del perfil laboral; el acceso a los distintos niveles de educación formal; la promoción del hábito de la lectura; el acceso a todos los medio tecnológicos y científicos disponibles que permitan a los trabajadores integrarse al mundo contemporáneo y desarrollarse plenamente como persona y como trabajador y, en general, todo cuanto haga a la formación integral de la persona. (...) Propiciar la creación de instituciones educativas cualquiera fuere su nivel, promoviendo la fundación y sostenimiento de bibliotecas, escuelas y universidades. Instituir becas, dictar cursos y conferencias, propiciar exposiciones y editar publicaciones. Propiciar la creación de instituciones de prevención y rehabilitación para la reinserción social de los trabajadores y su grupo familiar”. (UPCN, 1974) La escuela: una respuesta posible de habitar Puesto en escena el protagonismo de la educación para nosotros, soñamos –y creamos– la primera Escuela Secundaria de Jóvenes y Adultos en 2011 en la ciudad de Paraná como hito fundante en lo que luego sería una trayectoria dentro de la educación formal en Entre Ríos. Sin tiempo que perder y evaluando las necesidades y oportunidades de la coyuntura política, el año siguiente proyectamos la apertura de la primera Escuela de Formación Laboral en Paraná, que a su vez dio paso a la segunda Escuela de Capacitación Profesional en Nogoyá. Enriquecer y actualizar la oferta de formación académica es una prioridad institucional en UPCN, donde la acción de los equipos técnicos se ha focalizado en sostener e incrementar la calidad de la formación. Gracias al trabajo colectivo, sostenido y tenaz de personas sencillas y comprometidas, trabajadores y autoridades sindicales y públicas, podemos cada día hacer realidad este proyecto educativo. Desde los inicios y de manera sostenida hemos incrementado notablemente la matrícula de alumnos. Con el transcurso de los años hemos ampliado nuestras instalaciones, adecuándolas para la efectivización de las prácticas profesionalizantes. Podemos decir que gran parte de los egresados han mejorado su situación de empleo primaria optimizando su desempeño en la Administración Pública, y generado a su vez nuevas posibilidades y emprendimientos familiares. Tramando la red de cooperación: la educación como un acto político Atentos a la multiplicidad de escenarios posibles, estamos en constante gestión de vínculos estratégicos con instituciones relacionadas con la educación y el trabajo como Universidades, Ministerios, Secretarías e Institutos Autárquicos. Además, contamos con convenios de cooperación técnica con empresas del sector privado. Las capacitaciones tienen una formación continúa por competencias de acuerdo a lineamientos establecidos en los marcos de referencia del Ministerio de Educación de la Nación, según las exigencias del mercado de empleo regional. En 2017, tras un intenso trabajo accedimos a la Certificación de Calidad, con sello IRAM, para nuestro Sistema de Gestión de Calidad en la Formación Profesional. Los estudiantes, al egresar cuentan con variadas herramientas, capacidades y valores para desempeñarse tanto en el ámbito público como privado. El cambio tecnológico y la aparición de las nuevas necesidades y servicios exigen una actualización permanente, dinámica y dúctil. Los desafíos son muchos y algunos inéditos; el entusiasmo y la propia sinergia que moviliza y retroalimenta los motores de la educación son a la vez imparables.
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