El dominio crítico del lenguaje permite una comprensión y orientación de la comunicación humana. Es la retórica, entendida como la facultad humana indispensable para la convivencia, la que estudia y sistematiza el lenguaje en los distintos campos del conocimiento. En la antigüedad los griegos comenzaron a desarrollar el arte de hablar bien y sentaron las bases de la elocuencia o retórica, con Platón y Aristóteles como sus principales exponentes. La comunicación perseguía objetivos tanto comunicativos como estéticos, es decir que no solo importaba el contenido, sino también la forma de decirlo y la audiencia a la que estaba dirigido. En el siglo XXI, atravesado por las tecnologías, la sociedad experimenta cambios sustanciales en los modos de relacionarse y de comunicarse, cobra preeminencia otra forma de comunicación, más expresiva, coloquial y dinámica. Las novedosas características de las TIC, entre las que se destacan la hipertextualidad, la acción cooperativa, la interactividad, la multimedialidad, etc. invitan a mirar nuevamente el lenguaje y los modos de lectura y de escritura. El denominado “ciberlenguaje” atiende a la instantaneidad y a la simultaneidad más que a las reglas de escritura, pero también, al igual que en la Grecia clásica, busca seducir desde otro lugar al compartir texto e imágenes, datos, información y vivencias con rapidez y brevedad. La retórica se mueve hoy en un campo virtual, digital, móvil y social, en el que la persuasión se mantiene vigente. ¿Cómo influye la tecnología en la retórica? El trabajo que se desarrolla en las próximas páginas tiene como propósito ahondar en los elementos de la retórica y la oratoria clásicas con proyección al contexto actual de la cultura mediática en la que los medios de comunicación dominan la esfera pública.