La presente ponencia forma parte de nuestra investigación de postgrado. En este trabajo pretendemos analizar y reflexionar en torno a las prácticas de los/as jóvenes en relación a las tecnologías digitales en contextos escolares. Nuestra propia trayectoria docente y del vínculo cotidiano con los/as jóvenes, nos brindaron la posibilidad de observar y percibir, que muchas veces, se produce una tensión entre las prácticas culturales y sociales cotidianas de los/as jóvenes y el modelo escolar actual. Presentándose una paradoja: jóvenes que viven en una sociedad en constante transformación, donde la información, la teleinformática y la biotecnología están produciendo cambios en la experiencia humana vinculados al espacio, tiempo y a las propias subjetividades, se encuentran con un modelo escolar estancado en una etapa histórica distinta: la Modernidad. Comenzamos a visualizar, entonces a lo largo de nuestro trabajo de campo, un desentramando entre las experiencias que los/as jóvenes vivencian en la escuela en relación con la innovación tecnológica y sus propias experiencias cotidianas. Convirtiéndose a menudo la experiencia escolar en una frontera donde se encuentran, enfrentan e interaccionan múltiples y complejos universos socioculturales y desigualdades sociales. Nuestra mirada se centró, entonces, sobre los usos que los/as jóvenes dan a las tecnologías digitales, preguntándonos sobre cuáles son las apropiaciones y usos que realizan en contextos de experiencias escolares. Entonces, para analizar los vínculos que se establecen entre las tecnologías digitales y los/as jóvenes no alcanza con medir los niveles de acceso y/o conectividad, sino que es necesario ahondar en las representaciones y sentidos que se producen alrededor de las prácticas tecnológicas para comprender cómo los jóvenes construyen sus múltiples entramados de subjetividades. Para esto, y desde un enfoque etnográfico, realizamos el trabajo de campo en una escuela de la zona norte del conurbano bonaerense, donde nuestros/as sujetos de estudio fueron los/as jóvenes estudiantes entre 16 y 18 años de edad. A partir de este enfoque socio antropológico pudimos construir tres dimensiones que guiaron nuestra investigación: aula extendida, salir del entorno, comunidad conectiva.