La presente ponencia se propone dar cuenta de los estudios realizados en el marco de la tesis doctoral: “Los estudiantes secundarios y el afuera escolar: prácticas, interferencias, fugas e irrupciones al interior del aula”. La misma tuvo como objetivo indagar acerca de las transformaciones que suceden en las clases ante la irrupción del afuera escolar como consecuencia, entre otras razones, del debilitamiento de la eficacia de los dispositivos de encierro. Serán objeto de análisis las variaciones en la cotidianeidad áulica debido a los profundos cambios sociales, culturales y tecnológicos. Desde esta perspectiva, intentamos conocer que ocurre en las relaciones pedagógicas ante la presencia constante de mensajes de whatsapp, llamadas telefónicas, música, informaciones e imágenes que penetran constantemente y que resultan imposibles de controlar. Pensemos que las paredes, puertas, rejas que separaban el exterior del interior, históricamente eficaces para impedir que ingrese el afuera escolar, hoy se vuelven permeables. Se modifican, de este modo, las coordenadas de tiempo y espacio. Los alumnos acceden a información en el aula que antes no alcanzaban, se comunican constantemente con el exterior haciendo circular informaciones e imágenes en tiempo real. La relación de los jóvenes con la sociedad pasó a ser diferente menos intermediada por la escuela y más por las tecnologías convergentes. Principalmente los jóvenes han adquirido una relación constante con los otros. Para conocer qué prácticas realizan los alumnos para vincularse con el exterior escolar y cómo inciden en la gramática áulica, efectuamos 32 entrevistas en profundidad a estudiantes de dos escuelas secundarias de Rosario. Entre las conclusiones, no interesa destacar: la construcción de la noción de “Post-aula”, la misma refiere a un espacio novedoso, sin clausura, ya que no es un claustro porque no hay encierro. En el post-aula pierde centralidad la figura del educador que organizaba la clase sobre la base de la enseñanza frontal, homogénea y simultánea. Ya no alcanza con que el adulto se transforme en docente y el adolecente en alumno para que funcione de manera automática la operación pedagógica en el seno del aula. El “uno a todos”, pilar del método comeniano, es sustituido por el “uno a algunos” o el “uno a muchos haciendo actividades diferentes”. No encontramos prácticas homogéneas sino pequeños grupos o sujetos individuales realizando acciones muy diferentes. Podemos afirmar que hay mucho de “no-escuela” en las clases: se establece diálogo ininterrumpido con otros (escolares y no escolares), se graban videos, se sacan fotos durante el horario escolar que además tienen la posibilidad ser subidas inmediatamente a la red, se modifica también la relación entre lo público y lo privado. A lo largo de esta investigación hemos escuchado relatos que nos hablan de las múltiples prácticas que interpelan a las instituciones educativas. Entre ellas aparecen: la irrupción de los diferentes “afueras áulicos”, las prácticas que se generan a partir de las tecnologías portátiles, las emergentes subjetividades que fagocitan sujetos fácilmente aburribles, en otros tantos modos de interpelar a las instituciones educativas y, particularmente, al formato escolar moderno.