Como bien indica el resumen de la mesa 11, el escenario de la educación superior en las últimas décadas se ha caracterizado por una masificación creciente en el mundo. Argentina no es la excepción y particularmente las universidades públicas de nuestro país no lo son. El ingreso gratuito e irrestricto ha traído consigo la otra cara de la moneda: gran deserción y bajas tasas de graduación, que afectan especialmente a estudiantes provenientes de sectores de bajos recursos. Para paliar estas cuestiones, las instituciones de educación superior debieran tener políticas claras y objetivos concretos. Es menester entonces que nuestras universidades confecciones planes estratégicos con políticas de corto, mediano y largo plazo a los efectos de: - Contribuir al desarrollo integral de la comunidad, al bien común y a la ciudadanía plena en los ámbitos local, nacional y regional, atendiendo con pertinencia necesidades y demandas sociales, considerando los planes estratégicos provinciales y nacionales y articulando los saberes y prácticas con una clara orientación interdisciplinar, en un marco de responsabilidad institucional. - Responder a la creciente demanda de educación superior en todos sus niveles, asegurando gratuidad e inclusión con calidad y pertinencia, y promoviendo una formación integral y de excelencia. - Propiciar la innovación en la gestión política, institucional, académica, administrativa, informacional y comunicacional que contemple los cambios y continuidades necesarios para acompañar las transformaciones que se propone la institución. Se debe incorporar y dar continuidad a la planificación estratégica. Sin embargo, muchas veces el grado de conocimiento y consecuente nivel de compromiso requerido respecto de dicho plan estratégico sólo se verifica a nivel de las autoridades, mientras que la mayoría de los actores consultados que no participan de la conducción, manifiestan un dispar conocimiento sobre sus lineamientos y, en muchos casos, poca claridad sobre la orientación e instrumentación de las líneas estratégicas. Sin consenso no hay posibilidad de alcanzar ningún objetivo. Es importante que todos los actores se sientan parte para que un/a política/proyecto/misión pueda ser bien implementada. Se debe garantizar que todos los miembros de la institución universitaria en cuestión sean partícipes, aún cuando no fueran directamente alcanzados por la política o el proyecto a implementar. Esta es la única forma de garantizar el verdadero funcionamiento de la propuesta.