El siguiente estudio nace de la experiencia de campo en la Unidad 46 del Complejo Penitenciario Bonaerense San Martín. Se centra en la valorización individual y colectiva que permite la creación y desarrollo de emprendimientos productivos al interior del penal. Específicamente abordaré el caso del taller textil creado de modo autónomo a fines de 2012 por personas privadas de su libertad. En primer término reconstruyo la posibilidad de existencia de dicho emprendimiento considerando las dificultades que supone producir en un contexto de encierro, sobre todo al pensar la producción como primera etapa del ciclo económico que requiere posteriores prácticas de circulación y consumo. Se pondrá en cuestionamiento la noción de sujeto racional y maximizador propuesta por la escuela económica hegemónica para dar cuenta de otras motivaciones que movilizan a los actores a imaginar y materializar iniciativas de este tipo. Paralelamente, se sostiene la porosidad de las esferas económicas y la sensibilidad de las fronteras que separan lo económico de otros aspectos sociales y simbólicos. Finalmente, concluyo que están en juego nociones de valor que van más a allá de la utilidad económica y que se alojan en las propias prácticas de acción de los agentes, superando las instancias concretas de producción.