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?El monstruo domesticado en El amor brujo de Roberto Arlt?
DIZ, TANIA.
Jornadas Monstruos y monstruosidades. IIEGE UBA, CABA, 2014.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/pWrn/nXg
Resumen
El punto de partida de esta ponencia es que cuando en Buenos Aires están en pleno desarrollo los dispositivos de poder que apuntan a imponer, promover y difundir el ideologema del matrimonio como única forma posible de la relación entre los sexos, surgen manifestaciones de resistencia que se mueven entre la reproducción exacerbada del falogocentrismo y el ensayo de procedimientos que sostienen una mirada crítica desde una perspectiva feminista. En función de ello afirmo que en cierta zona de la literatura argentina de los años ´20 y ´30 surgen dos formas de resistencia a la domesticidad, que se distinguen entre sí por el hecho de que recrean dos matrices ideológicas distintas: una se denomina feminista y otra falogocéntrica. Dentro de esta última considero que las novelas de Arlt tienen un lugar primordial porque, en ellas, Arlt demuestra tener una percepción lúcida de la estructura del falogocentrismo y recrea las consecuencias y los estereotipos más extremos que se desprenden de la ideología de la domesticidad. Como es sabido, Arlt profundiza en la cínica psicología del hombre de clase media, explorando todos sus pliegues y reveses, dejando en carne viva sus contradicciones, con lo cual permite ver las facetas más siniestras, más oscuras, de la lógica binaria que produce subjetividades sexuadas. En el universo de la ficción arltiana, el ser humano muta, se transforma en monstruo, reafirmando los aspectos más oscuros de la diferencia sexual. Si Arlt en Los siete locos, indaga sobre todas las maneras de extremar las posibilidades del falogocentrismo, en El amor brujo se detiene en un tópico puntual, la pareja de la clase media, con la intención de denunciar la hipocresía de la moral sexual de esa clase. En este camino de transformación monstruosa que puede leerse en ambas novelas, los enunciados más banales de la misoginia clásica son tensionados, exagerados hasta tentar, incluso, el límite de una denuncia feminista. En esta ponencia, me detendré solamente en El amor brujo (1933), para demostrar que Balder, es un monstruo solapado, domesticado, desde el que Arlt explora los pliegues más sutiles, aunque no necesariamente menos violentos, que están dentro del marco de lo permitido al hombre de clase media. Así, considero que Balder es un monstruo doméstico cuya estructura replica la masculinidad falogocéntrica porque es consciente de que tiene un derecho implícito para dominar/poseer a la mujer que desee, pero siempre y cuando se mantenga en la antesala del casamiento.
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