Desde los inicios de la emigración japonesa, en los inicios de la Era Meiji, el estado nipón tomó parte en la organización de la misma, creando agencias de emigración, realizando convenios con distintos países e incluso reclutando y capacitando a los emigrantes. La política emigratoria, a través de distintas épocas, se transformó en una solución para los problemas domésticos que el estado afrontaba, así en los últimas décadas del Siglo XIX y principios del Siglo XX el estado Japonés reguló y alentó la emigración, primero hacia Estados Unidos, Canadá y Hawái, luego, al cerrarse esas puertas, hacia Latinoamérica. Con la derrota tras la Segunda Guerra Mundial, Japón continuó incentivando la emigración hacia América Latina a través de Acuerdos Bilaterales de Emigración. El posterior crecimiento económico que transformó a Japón en potencia mundial, propició el reconocimiento de reclamos de ayuda por parte de las comunidades emigradas japonesas. Esto dio inicio a una etapa de apoyo a los emigrantes residentes en países subdesarrollados, que más tarde se convirtió en política de cooperación. Esta ponencia explora este viraje en las políticas gubernamentales del Japón hacia sus comunidades emigradas, y la coincidente configuración de la colectividad japonesa argentina en una comunidad transnacional, teniendo en cuenta las vinculaciones entre ambos fenómenos. El análisis se realiza a partir de documentación del Ministerio de Asuntos Exteriores (MOFA) del gobierno de Japón, y el seguimiento de la colectividad nipona argentina a través de entrevistas a miembros del grupo, observaciones participantes y análisis de medios informativos editados por el grupo, entre los años 2005 y 2013.