Al observar los discursos de las asociaciones de inmigrantes, en general, tanto en sus estatutos como en sus debates, se pueden destacar dos grandes posiciones. En la primera, la visualizaci¨®n de las instituciones como instrumentos para la preservaci¨®n del grupo, sus tradiciones, sus costumbres, su identidad esencializada, y por tanto para una preservaci¨®n ad infinitum de la misma, donde dicha ¡°cultura preservada¡± ser¨ªa plasmada en las nuevas generaciones, no permitiendo que esta esencia grupal sea diluida por el proceso migratorio y por el asentamiento en otra tierra con otras costumbres y tradiciones. Por otro lado, en los mismos debates hallamos referencias a la relaci¨®n con la sociedad receptora, ligadas al deber de integraci¨®n o asimilaci¨®n por parte de los inmigrantes, en tanto necesidad para el progreso en la misma.