La presente investigación plantea como tema central la identificación y problematización de los arreglos organizacionales que se construyen y manifiestan en la implementación del Programa Educación en Contextos de Encierro (PECE), perteneciente a la Facultad de Ciencias Sociales (UNICEN), en aquellas unidades penitenciarias de la zona centro de la provincia de Buenos Aires. Este trabajo gira en torno a revisar las formas organizativas que asume la relación territorial cárcel y universidad, situando como objeto de indagación a los Centros Universitarios consolidados en las unidades penales de la localidad de Sierra Chica (Olavarría) y la ciudad de Azul. La Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNICEN) y la Facultad de Ciencias Sociales (FACSO) han institucionalizado sostenidamente su presencia en cárceles a través de propuestas académicas, de extensión e investigación que asume más de 15 años de trabajo territorial. En este proceso se ha dado la convergencia de distintos programas y acciones que tienen como epicentro a las aulas universitarias alojadas en las unidades penales, buscando proyectarse e incidir en las prácticas y tramas de sentido que construyen las personas privadas de libertad que directa o indirectamente se vinculan con estos espacios educativos. Estas propuestas y acciones configuran una modalidad compleja en donde la presencia universitaria tensiona al espacio de la cárcel, pero recíprocamente las formas instituidas en los contextos de privación de libertad condicionan los supuestos y lógicas universitarias. Este aspecto situacional permite analizar la dimensión territorial desagregándola de su especificidad como sustrato material, para identificar y analizar las relaciones que habilitan las aulas universitarias. Los centros universitarios se establecen como filtros organizacionales que decodifican de manera particular las propuestas y programas universitarios que se desarrollan en cárceles. Estas implementaciones son filtradas por entramados burocráticos que se institucionalizan formal e informalmente a través de los estudiantes organizados, generando novedosas capacidades organizacionales que comprenden la idea de proximidad en su gestión y una administración estratégica de los recursos disponibles. Bajo la indeterminada idea de “ayuda” se articula un espacio moral correcto y conveniente (Balbi, 2017) que moldea el interés de ocupar y trabajar para “el aula”. La productividad en estas tramas de “ayuda” enmarca relaciones de fuerza, genera divisiones jerárquicas y funcionales del trabajo en las aulas universitarias, y construye autoridad y legitimidad: en las relaciones entre pares (estudiantes, talleristas, asistentes), con los equipos de trabajo (programas y propuestas de intervención), con la unidad penitenciaria (desde coordinadores educativos hasta jefaturas). El abordaje metodológico de los centros universitarios y sus arreglos organizacionales se sustenta en una perspectiva cualitativa que indaga tanto en las tramas de sentido que estructuran la territorialidad como en las formas de participación y autonomía de los actores educativos para organizar y regular sus prácticas universitarias. Estos avances de investigación están relacionados a la construcción de un mapeo de actores que busca identificar, caracterizar y problematizar la diversidad de actores (individuales y colectivos) en el despliegue de diferentes posiciones, roles, propósitos e intereses que ordenan el territorio.