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Movimiento, intención y "sentido sentido" en la ejecución musical cantada
Favio Shifres.
Objetividad-Subjetividad y Música. Universidad Nacional de Rosario, Rosario, 2008.
  ARK: https://n2t.net/ark:/13683/puga/03p
Resumen
La música es una experiencia indefectiblemente corporal. La tradición intelectual de occidente, durante siglos, separó la música del cuerpo que la experimenta y la dejó ligada a él sólo a través de hilo que la ata a la ejecución (hilo por demás delgado si se lo compara con el ancho vínculo que enlaza la música con otros múltiples aspectos de la experiencia.) Existe en la actualidad una importante línea de pensamiento que encuentra en el cuerpo las claves para comprender la formación del significado de la experiencia humana (Gibbs 2006). El movimiento y otras formas corporeizadas del pensamiento son revalorizados como fundamentales en la indagación no solamente del mundo de las emociones y los sentimientos sino también el campo del pensamiento, el razonamiento y el juicio. Seguramente existe una relación entre el abandono que la música hizo del cuerpo en occidente (Molinó 1988, veáse Shifres 2007) y la eterna discusión acerca del significado musical. En la actualidad, cada vez se habla más de la necesidad de pensar el significado de la experiencia humana en términos no proposicionales basándose en la idea de que tal significado es algo más profundo que los conceptos y las proposiciones. A pesar de que lo más arraigado en la filosofía de occidente es pensar el significado como una cuestión de palabras, esto no captura la noción de sentido común de significado. Para Mark Johnson (2007) esta es una visión empobrecida de la idea de significado que deja muchos aspectos por fuera de la misma. En particular, esta perspectiva cercena la posibilidad de ver la circulación de contenidos significativos más allá de las proposiciones (que son en general entendidas como las unidades básicas de pensamiento y significación) a través de patrones, imágenes, cualidades, sentimientos (y eventualmente conceptos y proposiciones), y no acepta que éstos, siendo no proposicionales, puedan entenderse como atributos cognitivos. A partir de esta objeción a la herencia sobre la que se basa el férreo encadenamiento significado-proposición, se propone una formación de significado mucho más amplia de lo que propone la tradición lingüística, abarcando "los aspectos no concientes de la habilidad de una persona para comprometer significativamente sus entornos pasado, presente y futuro" (Johnson 2007; p.10). Esto constituye la esencia de una Teoría Corporeizada del Significado. De acuerdo a ésta, el significado humano: (i) es situado - tiene que ver con el carácter y la impronta de las interacciones de una persona con su entorno, y con los diferentes momentos (pasado, presente y futuro) de dicha conexión con los respectivos entornos -; y (ii) es relacional ? emerge del modo en el que una cosa se relaciona con otra. En tal sentido, cuando hablamos del significado de algo estamos reconociendo sus consecuencias para la experiencia (el modo en el que impacta en la experiencia). Por ello, siguiendo a Johnson (2007) diremos que el significado de la experiencia humana está directamente vinculado con lo corporal. En este trabajo nos proponemos indagar ciertas relaciones entre un conjunto de acciones explícitas del cuerpo elaboradas y sostenidas a través del tiempo con el contenido estructural y emocional de la experiencia musical en la ejecución. En tal sentido, aunque parezca una obviedad destacar el rol del cuerpo en la ejecución musical, no es evidente la actuación del cuerpo tanto en la conformación como en la comunicación de significado musical. En ese proceso, el movimiento, en interacción con el entorno, resulta fundamental. A través del movimiento la experiencia se hace significativa, porque permite un contacto directo entre nosotros y nuestro entorno. Al sentir las cualidades de nuestro movimiento en vinculación con el medio percibimos la calidad y la dinámica del mundo que nos rodea, y este conocimiento constituye la base de conceptos psicológicos, morales, etc. que se desprenden de él. Por ello, Johnson (2007) afirma que el movimiento tiene primacía sobre otras formas corporales de significación (tal vez más abstractas). "La base corporal del significado y el pensamiento es una verdad profunda acerca de los seres humanos. No puede demostrarse, sin embargo, solamente sobre la base del análisis fenomenológico de la experiencia, porque, como he mencionado, el significado no puede reducirse solamente a las cualidad sentidas o los procesos concientes" (p.27) Por esta razón, este trabajo busca aportar cierta evidencia empírica de la relación entre pensamiento y movimiento.
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